15 años sin Ricky Espinosa. Un incomprendido que encontró su lugar en el punk

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Un 30 de Mayo, pero del 2002, fallecía Ricky Espinosa, líder de Flema. Una fecha que siempre suele abarcar condiciones climáticas de mucho frió, y a veces, también lluvia.  Como para que una pérdida sea mucho mas sentida aún.

Una jornada en la cual, al día de hoy, todavía no logra dilucidarse si “Ricky decidió quitarse la vida” o bien, se trató de un accidente. Lo cierto, y conocido, es que el  cantante, cayó de un quinto piso, cuando estaba en la casa de su amigo, y guitarrista de la banda, Luichi Gribaldo.

De ahí en mas, las dos (2) hipótesis, que parecen perdurar por la eternidad. Las adicciones, el “descontento” y las “debilidades” que acarreaba Ricky en su interior (de su propia boca se desprendió, que su adicción se debía en gran parte, “a la soledad y la incomprensión”), hacen que mas de uno, sostenga, o se pregunte, si aquel acontecimiento, no fue un intento mas por acabar con su vida. La respuesta, y si es que en verdad la tuviese, se habrá ido con el.

Querido y admirado por muchos, como también, odiado y/o defenestrado por la misma cantidad de gente (o quizás mas). Incluso, dentro del mismo mundo del punk rock, Ricardo era y es visto de reojo por algunos.

Un ser tan autentico, como controversial. Impulsado, tan solo por su deseo y necesidad de “desahogo”, podía escribir canciones, crear frases, tan profundas, sentidas y de una forma de expresión desbordante, como a su vez, chocantes, controversiales.

El mismo personaje, oriundo de Gerli, expresó una vez: “Solo unos pocos pueden escuchar Flema y entender el mensaje que queremos dar. Me quedo con esos pocos”.

Como suele ocurrir en estos casos, que terminan siendo tan emblemáticos, ambas partes, solo se limitan a confrontar. Defendiendo  o destruyendo.

Pocos se detienen a hondar mas en lo que fue su obra, dejarse llevar por sus melodías, sumergirse en lo que una persona, tan sensible y abierta, sacaba a la luz. Letras donde el sentimiento de soledad, estremece. Las drogas y el alcohol, forman gran parte del repertorio, y no muchos pueden comprender que era una consecuencia de esos sentimientos, o quizás, por que no pensar, que solo era alguien que tenía “otra visión”, y la expresaba con ferviente espíritu libertario, que tanto pregonaba.

“Escuchen atentamente, y no canten solo por cantar sus canciones”, propuso “Curley” (Sin Ley), amigo de Ricky. Una frase que bien podría aplicarse a los que solo se limitan menosprecias su obra, o hasta a su persona. Tal vez, valiéndose solo, del titulo de una canción, o de una frase suelta, escuchada al pasar, o incluso, de la música rabiosa que se oye en la mayoría de sus temas. Un modo de expresión.

Amado, odiado, adorado, mal visto, un ser con una luz única, un diablo.

Así, por cualquier de esas palabras sueltas, Ricky, ha dejado una huella imborrable dentro de la música.

Podría decir miles de cosas, con tan solo hacer mención a lo que grabó en algún cd. Las verdades que dijo y que pocos supieron ver, o no quisieron hacerlo, o no tuvieron la capacidad de verlo. Los delirios y las maneras ingeniosas que tenía de sobresalir y de sobrellevar una nota.

Pero para finalizar, dejo una frase de su padre, Orlando.

”Mientras ustedes, mientras ustedes estén, Ricardo va a estar, seguro, con su bandera de guerra”.

Federico Campos