Buenos Aires celebró los 100 años del Rosedal de Palermo

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Era 1914 cuando Benito Carrasco, que por entonces tenía 37 años, se hizo cargo de la Dirección de Paseos de la Ciudad. Desde 1900 venía trabajando en aquella dependencia. Ni bien asumió, concluyó la obra del Rosedal, junto con el famoso puente blanco, el templete y la pérgola. Así, su gestión se iniciaba con una obra que, a lo largo de cien años, no dejaría de resultar emblemática para el Parque 3 de febrero y para la ciudad.

Durante su labor en la Dirección de Paseos, Benito Carrasco trabajó bajo las directivas del célebre arquitecto y paisajista francés, Carlos Thays, a quien ya conocía: Thays había sido el director de la tesis con la que Carrasco se graduó, a los 23 años, como ingeniero agrónomo en la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires.

De esta manera, Carrasco se convirtió en el discípulo más notable de Thays y, cuando éste dejó la Dirección de Paseos en 1913 después de 22 años de gestión, Carrasco ocupó el cargo de su maestro. El Rosedal fue una gran manera de darle continuidad a la serie de notables obras encaradas por Thays, entre las cuales se encuentran el diseño del Jardín Botánico, del Parque Avellaneda, del Parque Lezama y la reforma del mismo Parque 3 de febrero, entre otras.