Como quien oye llover, honrosas remembranzas

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La nueva versión de la obra, comienza despojada y minimalista. Juan Pablo Geretto aparece en escena sin producir, no usa maquillaje y vestido con ropa de entrecasa. Recorre el escenario vacío  de manera natural entre los trajes, calzados y pelucas de algunas de sus caracterizaciones. Y nos invita a espiar el armado a simple vista de cada personaje, una transformación directa ante el auditorio. Queda claro que su cuerpo será poseído por el alma y esencia de cada una de sus criaturas, y que tan solo con mínimos elementos produce auténtica magia.

La puesta se presenta como cuadros de comedia, pero es obvio que el texto se ha enriquecido con el tiempo, más agudo y vivaz presenta una mixtura de emociones que impacta de distintas maneras al espectador. No presenta escenografía, esta es suplantada por una perfecta iluminación que recrea en las paredes de la sala por momentos sombras arboladas o una impetuosa tormenta eléctrica con un preciso trabajo a cargo del sonidista. La dirección acertada y vanguardista apela a recursos minimalistas y al teatro experimental. Juan Pablo Geretto ha crecido profesionalmente pero sigue manteniendo la cuota justa de complicidad directa con el público y la picardía de transitar la improvisación e histrionismo escénico sin condiciones. Como un juego nos transporta a su infancia, más precisamente a su etapa de jardín de infantes. Expone de manera natural su elección por jugar a las muñecas y su pasión por observar las mujeres de su pueblo.

La primera creación que cobra vida en el escenario es Ana Maria acompañada de su perro Apolo, quien es su compañero fiel tras veinte años de ser la segunda en la vida de un hombre casado.

Luego es el turno de “La Nelly” un personaje más risueño que le gusta jugar con el humor negro. Una madre que reprocha sin límites las personalidades de sus hijos y nos cuenta sin tabúes como para ahorrar en crematorio, quema al cuerpo de su marido en el patio de su propia casa acompañada de su familia en un ritual festivo y a los gritos: ¡El negro se asa en casa!…

El cierra queda en manos de “la madre de la Chucky”, una mujer de clase baja que busca de forma desesperada a su hija adolecente, quien es ya madre de cuatro hijos y conducirla por el buen camino. Con un monologo verborragico y condimentado con exaltados movimientos gestuales despierta en el publico risas incontrolables.

Como quien oye llover es un claro homenaje a la mujer, pero no a cualquier mujer sino a la mujer sufrida, aquella incomprendida, abandonada o valiente que supo mantenerse firme sin la necesidad de tener un hombre a su lado para mantenerse viva.

Autoría: Juan Pablo Geretto

Actúan: Juan Pablo Geretto

Maquillaje: Elena Sapino

Diseño de luces: Eli Sirlin

Prensa: Colombo Pashkus

Producción ejecutiva: Alejandra Menalled

Producción general: Ana Sans

Dirección: Alejandra Ciurlanti, Juan Pablo Geretto

Funciones: jueves a domingos

Teatro Paseo La Plaza (Av. Corrientes 1660), CABA.