El hospital donde se recuperan del vandalismo las obras de arte porteñas

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Buenos Aires tiene alrededor de 2.200 estatuas y monumentos que, por su alto valor artístico, hacen del espacio público un lugar privilegiado en el mundo, pero muchas de esas obras de arte están a la intemperie y expuestas a sustancias corrosivas que obligan a hacerles mantenimientos periódicos, por culpa del vandalismo.

«Algunos se llevan una parte de la obra de arte, un brazo, una mano, porque lo toman como un trofeo», explica Carlos Estévez de la Coordinación de Monumentos y Obras de Arte (MOA). En otros casos los daños son por razones incomprensibles. «Detectamos que un grupo de karatecas se entrenaba golpeando unas balustradas de Barrancas de Belgrano. O que un paseador de perros ataba los animales a los cuernos del cervatillo de la estatua Diana Cazadora (emplazada frente a la Aduana) y los rompieron», detalla Carlos.

Hace 33 años que Carlos trabaja como un verdadero médico de estas piezas de bronce, mármol, granito y otros materiales que sufren ataques a diario. Cuenta que quedan muy pocas placas de bronce porque se las robaron para fundirlas y venderlas. Son reemplazadas por otras de fibrocemento, mármol o granito.

Las esculturas en reparación se pueden visitar de lunes a viernes, de 10 a 13.

Carlos integra un equipo de 15 artistas que se ocupan de devolverles la salud a las piezas en el taller ubicado en el Parque 3 de Febrero, vecino al Jardín Japonés (Berro 3880, entre Casares y Sarmiento). Otro equipo se ocupa de la parte operativa que implica el traslado de las obras, con grúas y equipos especiales, o su atención «a domicilio»: a veces, por su tamaño, las esculturas no pueden ser trasladadas y deben ser reparadas en el lugar en el que están emplazadas. «O se toman moldes para trabajar la pieza faltante en el taller y luego llevarla hasta el monumento», explica Carlos.

En el jardín del MOA, uno se encuentra, por ejemplo, con El Segador, célebre obra de Constantin Meunier (1896), que fue encontrada en su emplazamiento frente a la Biblioteca Nacional, con su brazo amputado y sin la segadora. O un busto de Cornelio Saavedra (Parque Saavedra) sin su nariz, o el de Manuel Belgrano que debió ser retirado de las Barrancas para su reparación. «Pocos saben que es una obra de Lucio Fontana, un artista argentino reconocido mundialmente», apunta Carlos.

Hay obras como Izando la Bandera (Plaza Colombia) que estaba muy deteriorada y algunas de sus piezas corrían el riesgo de caerse. Fue creada por el escultor Julio C. Vergottini y tiene cinco grandes figuras de bronce de una tonelada cada una. Otras esculturas fueron retiradas para protegerlas de otras obras en marcha, como la de Juan Bautista Alberdi (Constitución), que espera acostada para volver a su emplazamiento original.

En el taller del MOA el equipo de artistas y restauradores trabaja a destajo en la reparación de obras de arte dañadas principalmente por la mano del hombre.