El rojo mereció más, pero igualó 1 a 1 con Lanús y perdió la chance de disputar la Libertadores en 2018.
Cuando asumió Ariel Holan, el equipo aparecía en el puesto 13, fuera de la zona de clasificación a cualquiera de las competencias internacionales que estarán en juego el próximo año.
Este martes, los de Avellaneda dependían de sí mismos para lograr el tan ansiado ingreso a la copa Libertadores, el certamen más importante a nivel clubes en Sudamérica. Debían derrotar, en el Libertadores de América, al granate.
Tras un comienzo de partido un tanto “tibio”, el local pudo acomodarse y empezó a manejar el tramite, lo cual, se vio evidenciado después de abrir el marcador. Un buen pase que, Albertengo bajó de cabeza de manera exquisita, y Rigoni, con tiempo y espacio, metió un derechazo inapelable.
El rojo llegaba, tenía chances, y se adueñaba del cotejo.
Algo similar ocurría en el inicio del segundo tiempo, hasta que Nery Domínguez cometió un error garrafal en una salida del fondo del equipo, que derivó, primero, en un tiro en el palo, y en el rebote, Aguirre la puso al segundo palo, dejando sin chances a Campaña.
Malheridos, los locales fueron con todo, y tuvieron innumerables situaciones de gol. Pero, además de algunas malas definiciones, lo principal fue toparse con joven Adrada. El arquero sacó todo lo que le tiraron, y disipó cada disparo a su arco que llevara destino de gol, por parte del “diablo rojo”.
Incluso, una de estas, fue un penal, donde el guardameta (adelantándose), le contuvo el disparo al pibe Barco. Luego de señalarse la pena máxima (y antes de la ejecución), los jugadores del grana fueron a reclamarle al árbitro, Germán Delfino, y el auto del gol del visitante (Aguirre) se fue expulsado.
Una vez finalizado el encuentro, el público reconoció el esfuerzo y despidió al equipo con aplausos.
Consumado el torneo, Independiente finalizó sexto, algo que, antes de arrancar la segunda parte del torneo, a principio de año, parecía algo muy lejano.
