Lázaro Báez enfrentado con los Kirchner despide 1800 personas

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El empresario santacruceño, Lázaro Báez, vive su peor momento. Con sus empresas sumergidas en una profunda crisis económica, y sin respuesta de la gobernadora de la provincia de Santa Cruz, Alicia Kirchner, ni del gobierno nacional, Báez decidirá en las próximas 24 horas despedir o no a 1700 personas y poner a disposición del Ministerio de Trabajo certificados de obra por más de 300 millones para liquidar las deudas con los trabajadores.

Casi sin dejar su oficina, intenta encontrar una salida ordenada a la debacle económica. Pero no tiene bancos que le puedan ofrecer respaldo, ni acceso al crédito. Solo puede responder con la estructura ósea de sus empresas, o con la que quede. Los números son concretos: Austral Construcciones tiene 14 obras de rutas nacionales vigentes en la provincia de Santa Cruz y certificados de obras a cobrar por 380 millones de pesos, deuda que se mantiene desde agosto y que nunca tuvo respuesta por parte de la administración kirchnerista, aunque sea difícil de creer.

No le reprocha nada a Mauricio Macri, a quien entiende, y a quien no le da ningún tipo de responsabilidad en su actual situación. «Están haciendo lo que hubiese hecho cualquier gobierno». «Si no fuese por nuestra situación, este Gobierno es ideal para crecer. Se van a respetar a las empresas, los contratos, será todo con seriedad», afirma y agrega: «Pongo a disposición del nuevo gobierno cada uno de los contratos, si así lo considera, para que sean designadas nuevas empresas».

Río Gallegos, la capital provincial, está sitiada por trabajadores de Austral que le reclaman a Lázaro el pago de la segunda quincena de diciembre y el aguinaldo: un total de 25 millones de pesos. Según sus palabras: «Financié todo lo que podía. Desde octubre respondo con lo que tengo, ahora estoy jugado y sin fichas». Sin embargo, ninguno de esos llamados llega desde El Calafate, ni de la Casa de Gobierno de Santa Cruz.

«A la provincia la maneja el chiquito y la señora. Encontraron en Alicia alguien que deje los dedos pegados», relata y agrega: “Estamos trabados, si no hay solución en las próximas 48 horas tengo que dejar a toda esa gente en la calle”.

En el racconto de la erosión con la familia Kirchner, Báez apunta contra Cristina y Máximo, a quienes les reprocha no haber tenido respeto por la relación que él tenía con Néstor. En los dardos también caen el ex ministro de Planificación, Julio De Vido y su secretario de Obras Públicas, José López. «Ellos dos congelaron absolutamente todo por pedido de la señora. Está todo presentado, nunca pedí privilegios pero solo exigía que se cumpla con los compromisos asumidos como Estado», le explicó ayer por teléfono a un funcionario provincial.

Báez explicó que habló con la gente de carrera de Vialidad Nacional pero que no pueden dar respuesta porque la nueva administración todavía no designó a la dirección política. Ayer, el ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, aseguró que a Báez se le pagará todo lo que se debe y que haya sido debidamente certificado. En las últimas horas, en Río Gallegos, recibieron ese mensaje con esperanza.

El enojo con Alicia Kirchner es brutal. Según los directivos de Austral, por disposición del kirchnerismo, desde el 2007 quien debe responder por las obras es la provincia y luego es Nación quien devuelve el dinero. Daniel Peralta nunca pagó porque según él, Nación no le iba a dar el dinero que correspondía por pagarle a Báez. El cuento de la buena pipa.

Ayer, uno de los delegados de la UOCRA se comunicó con el empresario, quien además de graficarle el mapa de responsabilidades fue tajante: «Vayan a pedir respuestas a Eduardo Costa y a Mariana Zuvic, que por sus denuncias infundadas no tenemos financiamiento. Que les den trabajo en el Hipertehuelche». Zuvic, reciente elegida lesgisladora del Parlasur, fue una de las principales promotoras de las denuncias judiciales en contra de Báez. «Marianita Bonita», dice Báez cuando se refiere a Zuvic. «No pudo probar ni una sola de todas las cosas que aseguró», se defiende.

En la conversación con el funcionario, Báez largó la frase más contundente de todas. El dirigente mencionó a la familia Kirchner, él hizo una pausa: «No merecen tener ese apellido». Ya no es lo que era.