Moyano finalmente tendrá su marcha llena de gente «del palo»

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Los camioneros de Hugo Moyano, los gremios marítimos y portuarios y los de la Corriente Federal de Trabajadores (CFT), junto a ambas CTA y organizaciones sociales y políticas, confluirán este miércoles en una marcha de protesta en rechazo a «la política de ajuste» del Gobierno, aunque sin la participación de los grandes sindicatos de servicios, del transporte e independientes.

Hugo y Pablo Moyano encabezarán desde las 15 el acto de protesta en el cruce de las avenidas Belgrano y 9 de Julio, frente a la cartera de Desarrollo Social, para lo cual ayer comenzó a levantarse el palco desde donde hablarán Moyano padre, Hugo Yasky y Pablo Micheli, Sergio Palazzo y un representante de los piqueteros; lo cual desde esta tarde comenzó a generar algunos problemas de tránsito en la zona.

Desde hace días, Moyano viene aventurando que la de hoy «será la manifestación más grande en toda la historia» de esa organización, por lo que la clase dirigente política y sindical estará bien atenta al cumplimiento o no de tal vaticinio.

Aunque los dirigentes camioneros enfatizaron desde el primer momento que la protesta se realizará en rechazo a «la política económica de ajuste y el recorte de las jubilaciones» y en defensa de «los salarios, las condiciones laborales y los ítems del convenio colectivo 40/89 de la actividad», numerosos protagonistas políticos y gremiales denunciaron que sólo encubrirá «motivaciones netamente personales».

En ese sentido, legisladores, políticos y algunos sindicalistas señalaron durante las últimas semanas que la marcha procurará ser una valla de contención y una demostración de fuerza frente a las causas judiciales abiertas contra los Moyano.

Las organizaciones gremiales del transporte, en su momento claves para paralizar el país, los grandes sindicatos de servicios, como Comercio de Armando Cavalieri, y los independientes de Obras Sanitarias (José Luis Lingeri), Upcn (Andrés Rodríguez) y la Uocra (Gerardo Martínez) decidieron darle la espalda a los Moyano y, en algunos casos, cobrarse «viejas deudas».

Para sorpresa de muchos, también se bajó de la marcha el gastronómico Luis Barrionuevo, quien dio a entender, a través del triunviro de su máxima confianza, Carlos Acuña, que si bien hay argumentos para marchar contra la administración Macri, la convocatoria parece más ajustada a la inquietante actualidad judicial del camionero que a otra cosa.

La partición de la CGT en dos grandes bloques de apoyo o rechazo a la movilización profundizó hasta el límite la grieta que ya se insinuaba luego del último paro general, al punto que el propio triunviro Juan Carlos Schmid admitió hace algunos días que «el ciclo de los tres secretarios generales de la central está prácticamente agotado».

El lunes, el jefe de las 62 Organizaciones Gremiales Peronistas y de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (Uatre), Ramón Ayala, rechazó la convocatoria de Moyano y sus aliados, y explicó que el sector no participará «en protestas sectoriales».

Schmid consideró que la marcha será masiva porque «los reclamos están vigentes», explicó que la protesta se originó en un documento gremial elaborado en Mar del Plata en enero y atribuyó a «miradas egoístas, ambiciones personales y desconfianzas» el no haber hallado «una síntesis» hacia el interior de la CGT para apoyarla.

A la protesta también decidieron sumarse los partidos de izquierda y el justicialismo bonaerense, que encabeza el intendente de Merlo, Gustavo Menéndez, quien consideró legítimos los reclamos a partir del desequilibrio salarial respecto de la inflación.

«La Argentina está mal y los argentinos están sufriendo. El gobierno pretende que los gremios firmen convenios colectivos con menos derechos y paritarias por debajo del aumento de precios», sostuvo el PJ al mencionar algunas razones para adherir.

El ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, rechazó la convocatoria y dijo no entender bien «cuál es la consigna», además de denunciar que «está envuelta en actitudes patoteriles» y anticipar que hoy «se juntarán el kirchnerismo, grupos de izquierda, Hebe de Bonafini y Moyano para oponerse al Gobierno y el nuevo rumbo elegido».

En tanto, el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, opinó que será una marcha contra «los jueces» y subrayó que «la única manera de revertir» el hecho de que «hay gente que la está pasando mal en la Argentina, es generando trabajo».

Aliada del oficialista PRO, la Unión Cívica Radical (UCR) también rechazó la protesta porque «los argentinos aspiran a que la justicia no sea sometida a presiones políticas y gremiales», según el gobernador mendocino y titular del partido, Alfredo Cornejo, en tanto Mario Negri, jefe del bloque de diputados nacionales, dijo que la protesta tendrá «más olor a conflicto judicial que político» y opinó que debería haberse realizado frente a los Tribunales.

Tanto los organizadores como el propio Gobierno coinciden en un solo punto: el temor a que se produzcan incidentes ante la masividad que se espera del acto, por lo que el ministro de Seguridad metropolitano, Martín Ocampo, afirmó que uno de los objetivos del operativo procurará en todo momento que «no haya piquetes», entre otros temas.

Lo cierto es que la convocatoria quebró de forma definitiva a la CGT, que se encamina a partir de marzo próximo a la convocatoria del Confederal o del Congreso para elegir nueva conducción, aunque no son pocos los que sostienen que habrá dos centrales.