Una paloma negra arribó, este martes, al patio central de La Reforma, cárcel de Costa Rica, en San Rafael de Alajuela. Pero traía algo con ella, un pequeño bolso atado a su pecho. El ave llegó cargada con 14 gramos de cocaína y otros más de marihuana.
La captura de la paloma se prestó para bromear con la anécdota, pero para las autoridades representa algo más: una nueva modalidad para obtener y traficar con drogas dentro de los penales.
Es la primera vez que la Policía Penitenciaria detecta esta forma de introducir droga en las cárceles, aunque ha habido casos en otros países, como en Argentina en 2013 y en Colombia en el 2011.
Sospechan que la paloma fue adiestrada con las caricias de los reos, que alguien la sacó y que después regresó con el “encargo”. El Ministerio de Justicia distribuyó su fotografía con la leyenda policial de “narcopaloma” y la fecha de su detención, atada a una pata con un cordel negro. Más tarde la trasladaron a un refugio y zoológico de aves. Su destino fue una jaula.
