Reseña: La Amante de Bertolt B.

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Dirigida por Marcelo Mangone y adaptada del libro homónimo del francés Jacques-Pierre Amette . Una drama cómico sobre las ruinas de las segunda Guerra Mundial.

La situación es clara: Bertol Brecht, (el Cristo del teatro contemporáneo) ha vuelto a Alemania luego de 15 años de exilio en Estados Unidos. El servicio comunista local no confía en un sujeto que estuvo la última década y media en la meca del consumo superficial. Entonces le envía un espía a vigilarlo que lo mantenga en la mira, y que lo arrincone cada vez que necesite información.

Hans es un polícia del servicio de Inteligencia Alemán que decide espiar a Brecht por donde más le duele -en su propio hogar de trabajo: El teatro. Y también, bajo la forma de su mayor debilidad: las mujeres. Es así como Maria, una famosa actriz Vienesa, decide colaborar con el espionaje siendo presionada para liberarse así de su pasado activista en la guerra.

El dúo Hans- María se sumerge en la seducción prohibida y, para colmo, se le adiciona Ann, la dueña del cabaret abandonado donde mantienen las reuniones de espionaje. Ann es una violinista sorda y ciega luego de los bombardeos de las décadas anteriores. Y es que «La Amante de Bertolt B.» no puede distanciarse de la crisis post-guerra que se llevaba adelante en Europa. Mientras la Guerra Fría se abría como un pañuelo mojado de sangre seca, la desconfianza y el dolor por el pasado seguía latiendo a flor de piel. La necesidad de amor, la necesidad de perdón, de afecto, de paz, era algo latente. Y el dramaturgo y director Marcelo Mangone lo sabe. Basándose en la novela de Jacques-Pierre Amette  de mismo nombre, Mangone vuelca la obra tomando como referencia los sucesos emocionales que sus personajes experimentan. Llantos por lutos del pasado, amores idealizados que ayudan a tragar el gusto amargo de la guerra, el desborde emocional que aclama a gritos. En fin…

El trío amoroso Hans- Maria- Ann se complica cada vez más. ¿María está enamorándose de su víctima, Bertol Brecht? ¿Hans puede creerle a una mujer enamorada? ¿Puede Ann convertirse en la espía de la relación entre Hans y Maria? ¿Puede llamársele a eso, «relación»? En fin. Como en la época en donde está situada, las preguntas afloran una tras la otra y las respuestas aparecen como tristes notas de violín en blanco y negro que ejecuta Ann como un recuerdo de todo lo perdido bajo ruinas. El elenco -Andrea Julia, Mario Petrosini y Veronica D’amore- tienen aceitado su vinculo tácito. Sus miradas, emociones, sus diálogos, su amor-odio en constante conflicto. La iluminación y la música son recursos utilizados para el paso del tiempo, el paso del clima, el paso de las emociones. Marcelo Mangone quiere hacer reír al espectador pero también que se pregunte cosas serias -como lo proponía abiertamente el Cristo del Teatro, Bertolt Brecht- y decide ir hacia el fondo sin dudar: ¿Hay espacio para el amor cuando lo único que se tiene es un corazón entumecido?

La obra de 70 minutos de duración, está en cartelera hasta el 28 de agosto los viernes 20:30 hs en el Teatro Andamio 90, Paraná 662 , Capital Federal.