En la competencia que marcaría el final para la carrera de Usain Bolt, el Jamaiquino ni siquiera pudo completar la posta por 400. Cayó al suelo, producto de una lesión, y fue esa la forma en la que culmina la vida deportiva del hombre más rápido del mundo.
El mundial de atletismo llevado a cabo en Londres, significaría la despedida definitiva de uno de los hombres que mas trascendencia le dio a la disciplina en los últimos tiempos. Usain Bolt, no solo se ganó la admiración del mundo deportivo por su gran velocidad, sino también, por el carisma, el cual, generaba que las cámaras lo amaran, y aun el público ajeno a este deporte, llegaran a admirarlo y reconocerlo. De igual forma que, los mismos, en muchos casos, se pusieran frente a un televisor, solamente para ver los segundos que duraba en pista esta “flecha humana”, que supo adueñarse de múltiples medallas de oro y records.
Pero, el certamen (y el destino), tenían preparada una trama que nadie podía llegar a imaginar.
Hace pocos días, el mundo asimilaba la inesperada derrota de Bolt a manos del Estadounidense Gatlin, en la carrera de los 100mts. Usain culminó en tercer puesto, subiéndose al podio, mientras los mas cercanos y afines a la disciplina en si, lamentaban no solo la “no victoria” del hombre de 30 años, sino también, que la misma fuera frente a uno con sospechas de dopaje en competiciones anteriores.
Claro que fue una sorpresa, peor aun restaba competencia más. Momento en el cual, el hombre record de los 100 mts, podía tener su retiro de la forma en que merecía. Pero como una burla del destino, ocurrió exactamente lo contrario.
La posta 4 x 100, llegó hasta sus manos, listo para dar rienda suelta a su velocidad, sin embargo, terminó en el suelo, desconsolado, y los británicos se quedaron con el oro. Secundados por Estados Unidos, y Japón, completando el podio.
Triste e inesperado resultó el final de la vida deportiva de unos de los más grandes representantes que ha tenido el atletismo.
Una mancha para su exitoso transitar, pero nada hará borrar todo lo obtenido y mostrado por el oriundo de Kingston.
Punto final para el, en lo que respecta a las pistas.
Uno tan improbable, como duro de asimilar y, sobre todo, injusto para la brillante e irreprochable trayectoria del hombre más veloz.
