El martes, el diputado Alberto Olmedo, conocido por la campera amarilla con la que se pasea por los medios fue el único que votó contra la propuesta que finalmente fue votada para que los condenados por delitos de lesa humanidad no pudieran acogerse al beneficio del 2×1.
«La solución para que termine todo esto es que como los juzgaron a los militares, también tienen que juzgar a los terroristas. Ahí va a haber una igualdad», escupió Olmedo oponiéndose al criterio de los otros 211 legisladores nacionales.
«Fue una guerra. Para cerrar la grieta, hay que equipar la Justicia para ambas partes. Tienen que abrir las causas a los terroristas», agregó ante el rechazo de varios que le escucharon su breve parrafada.
Pero el prontuario del salteño tiene varios ítems a destacar además de este que funciona como broche de oro a una lamentable carrera legislativa.
Fue también el único diputado que a fines del año pasado votó en contra de la ley de Emergencia Social, que surgió tras los acuerdos entre organizaciones sociales y el Gobierno para apuntalar cooperativas de la economía social. «Vayan a trabajar», les espetó Olmedo a las organizaciones que asistieron a la sesión.
Por esa época también disparó en una entrevista el insólito concepto de que «Néstor Kirchner fomentó la homosexualidad en las escuelas».
En 2013, en medio de la campaña legislativa que lo reposicionó en el Congreso, Olmedo propuso el regreso del régimen del Servicio Militar Obligatorio, que dejó de aplicarse a principios de los años 90 bajo el gobierno de Carlos Menem.
Ese mismo año, apuntaló su campaña con un nefasto proyecto que proponía castrar a violadores.
Antes de eso, en épocas de debate sobre el matrimonio igualitario, que finalmente se convirtió el ley, se opuso con vehemencia y llegó a gritar durante un debate «Yo tengo la mente cerrada y la cola también».
