Schwartzman se instala en Montecarlo

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El Peque por segundo Masters 1000 consecutivo llegó a la tercera instancia, esta vez tras vencer a Roberto Bautista Agut (18°) por 6-3 y 7-6(3). Quedó como el único argentino en carrera tras la derrota de Berlocq a primera hora.

Tenía solo tres triunfos en ocho Masters el número 41 del mundo antes de llegar al principado, con dos de esas victorias un mes atrás en Miami (la restante, en Indian Wells 2015). Además que nunca había ganado un partido aquí, con su única aparición dos temporadas atrás cuando no avanzó de la primera ronda tras pasar la qualy.

Esta tarde Schwartzman no consiguió aces y cometió tres dobles faltas, y desperdició solo tres de sus once break points, pero el español – que había sido campeón en Chennai y semifinalista en Sofia – tuvo también once break points con cinco roturas en el segundo parcial, donde comenzó con ventaja de dos quiebres.

Pese a que no defendía puntos, el argentino subirá cerca de cinco puestos antes de perder las unidades por su única consagración en Estambul, mejorando su mejor posición histórica que está ocupando. Significó este su mejor victoria desde la semifinal de Amberes el año pasado ante David Goffin, por entonces 12 del mundo, aunque en el debut del Australian Open le había ganado a Pablo Cuevas cuando clasificaba 22°.

Su rival mañana en el último turno del Court de los Príncipes será Jan Lennard Struff (58°), quien superó la qualy y venció al octavo sembrado Grigor Dimitrov (11°) en tres sets. El alemán, que no tiene antecedentes con Diego, viene de llegar a cuartos de final en Marrakech y también había alcanzado la tercera fase en Miami.

Berlocq (66°) llegó desde la qualy a vencer a Pierre Hughes Herbert (90°) en lo que había sido su primera victoria en un Masters 1000 desde Miami 2015, y su primer triunfo aquí con una sola participación en 2012 y luego dos intentos truncos en la clasificación. Esta vez chocó con Albert Ramos Viñolas (24°) por 2-6 y 2-6 con solo 37% de efectividad sobre el segundo servicio y 47% con el primero. Aunque no desperdició ninguno de sus dos break points, el catalán rompió en seis oportunidades.