El VIH no se contagia, se transmite

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Es posible contraer el virus del VIH, cuando algún fluido corporal (sangre, líquido preseminal, semen, secreción vaginal o leche materna) de una persona que convive con el VIH entra en contacto con las membranas mucosas del pene, vagina, ano o boca, o con heridas en la piel de una persona sana. La vía más frecuente de transmisión son las relaciones sexuales sin protección en cualquiera de sus formas (anales, vaginales y orales), entre personas del mismo o de distinto sexo.

Una única relación sexual con una persona que convive con VIH puede ser suficiente para contraer la infección. Hoy, el único método científicamente comprobado para evitar esta infección y otras enfermedades de transmisión sexual es el correcto uso del preservativo.

Otra vía de transmisión es la sanguínea, es decir, cuando la sangre de una persona que convive con el VIH toma contacto con la sangre de una persona sana. Esto puede ocurrir al compartir agujas, jeringas y/o elementos corto-punzantes en usuarios de drogas endovenosas; al realizarse tatuajes y/o perforaciones en cualquier parte del cuerpo reutilizando el material descartable, o al emplear instrumental médico o quirúrgico sin esterilizar. La transmisión también puede ocurrir por transfusiones de sangre o sus derivados infectados con el virus, pese a ser una vía de transmisión poco frecuente dados los estrictos programas de control y testeo de la sangre a transfundir y a la alta sensibilidad de las metodologías empleadas en los bancos de sangre.

El VIH también puede transmitirse de una mujer que vive con el virus a su bebé durante el embarazo, en el momento del parto o durante la lactancia, lo cual se denomina transmisión vertical. Este riesgo puede reducirse si la paciente es diagnosticada precozmente durante el embarazo, poniendo en práctica todas las intervenciones disponibles para evitar la transmisión.

Por este motivo, es importante solicitar voluntariamente el test de VIH a toda mujer embarazada o que tenga planificado un embarazo, como así también recomendar la realización de este test a su pareja.

Elegí saber, elegí prevenir

Utilizá preservativo en todo tipo de relación sexual, desde el inicio y hasta el final.

No compartas agujas endovenosas.

Exigí material esterilizado y descartable en todos los procedimientos, como tatuajes o cirugías.

Si estás embarazada, solicitá la prueba de VIH para evitar la transmisión a tu hijo si el resultado fuera positivo.

Exigí que toda transfusión de sangre o sus derivados tenga su debido control y que cumpla con las normas de bioseguridad correspondientes.

Si durante una relación sexual se produce un accidente (ruptura de preservativo) con una persona que conviva con el VIH o no lo sepa, si la relación es casual o no consensuada, realizá una consulta antes de las 48 horas para comenzar con la medicación destinada a prevenir la infección por VIH y otras enfermedades de transmisión sexual (profilaxis posexposición).

Es bueno que sepas que: estudiar, trabajar, jugar, intercambiar ropa con personas o niños que conviven con el VIH, darse la mano, besarse, abrazarse, beber del mismo vaso, compartir un mate, bañarse o tener relaciones sexuales utilizando preservativo son actividades cotidianas que no implican riesgo alguno de transmisión del VIH.