Este viernes se cumplen 62 años de uno de los más atroces actos cometidos en la historia de nuestro país, el Bombardeo a Plaza de Mayo, que dejó un saldo de más de 300 muertos. Fue llevado a cabo por la oposición al entonces presidente Juan Domingo Perón.
La Aviación Naval Argentina tuvo su bautismo de fuego aquél nefasto 16 de junio de 1955, cuando en un acto de cobardía, convocó al pueblo argentino para una exhibición aérea que terminó en una masacre: los aviones bajo el mando de militares y civiles antiperonistas lanzaron bombas y atacaron a la población.
Tristemente, también fue el bautismo de fuego de la Fuerza Aérea, que se encargó de interceptar a los traidores a la patria y los expulsó a Uruguay, donde se refugiaron hasta reunir fuerzas y volver. El conflicto con la Iglesia fue clave para debilitar al gobierno justicialista, junto con la complicidad de otras fuerzas políticas que lejos estuvieron de representar los valores de la democracia.
El objetivo del ataque era claro, matar al presidente Juan Domingo Perón y tomar el poder. Para ello, bombardearon la Casa Rosada, la Plaza, las vías de acceso, la CGT y el Ministerio de Obras Públicas, un símbolo del peronismo.
Sin embargo, Samuel Toranzo Calderón, Aníbal Olivieri, Benjamín Gargiulo, Juan Carlos Argerich y Miguel Ángel Zavala Ortiz, los líderes de los insurrectos, no lograron vencer a las fuerzas leales al gobierno argentino y fueron vencidos. Algunos enfrentaron las consecuencias, otros huyeron y volvieron meses más tarde para tomar el poder en la llamada “Revolución Libertadora”.
La sangre de los más de 300 muertos y 800 heridos, más de la mitad con invalidez, quedó impune durante esos largos años nefastos de nuestra historia.
En este breve documental, las razones, las consecuencias y el resultado del Bombardeo a Plaza de Mayo:
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