Argentina con el consumo más alto de gas por habitante en América del Sur

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El consumo de gas natural por habitante en la Argentina es el más elevado de la región y asciende a 1.006 m3, casi tres veces el registrado en Chile y ocho veces el observado en Brasil», establece un estudio privado.

La Argentina tiene el consumo de gas per cápita más alto de América del Sur, seguida por Venezuela, Bolivia, Chile, Colombia, Perú, Brasil, Uruguay, Ecuador y Paraguay, según surge de cifras de estudios oficiales y privados a los que tuvo acceso Télam.

«El consumo de gas natural por habitante en la Argentina es el más elevado de la región y asciende a 1.006 m3, casi tres veces el registrado en Chile y ocho veces el observado en Brasil», establece un estudio privado.

En la comparación se debe considerar que Argentina, Venezuela y Bolivia son países productores, mientras que en la mayoría de los restantes integrados en ese listado tienen una matriz energética distinta.

La Argentina también importa gas porque su consumo interno supera holgadamente la producción nacional, a raíz de una matriz energética que ha convertido a este combustible en la mayor fuente para abastecer sus necesidades de energía.

El gas, bajo diversas formas, tiene una demanda en la Argentina que va desde los consumos domésticos hasta gran parte de la flota de taxis, transportes urbanos de pasajeros o de cargas, y hasta automóviles de uso particular de alta gama.

Brasil, en cambio, tiene una baja participación de este combustible porque depende en forma preponderante de la energía hidroeléctrica y el gas que consume lo importa desde Bolivia, que es, a la sazón, el mayor exportador de la región.

Los datos públicos y privados, referidos a enero de 2014 ordenados por Télam y determinando el consumo de gas natural en el mundo, muestran a los países latinoamericanos encabezados por México con una cifra de 11 dígitos, que reflejan un volumen total de su consumo nacional de 59.150.000.128 metros cúbicos.

Pero México es apenas el 12° consumidor de gas en el mundo, y en la región de América Latina lo sigue Argentina que se posiciona en el puesto 21° entre 211 países, con 43.290.001.408 de metros cúbicos en su consumo total nacional.

Sin embargo, con estas cifras, Argentina es el mayor consumidor de gas natural en América del Sur y es, a la vez, el país que tiene el mayor consumo per cápita de la región.

Entre los 211 países registrados, Venezuela ocupa el 29° lugar con algo más de 27.110 millones de metros cúbidos y en el puesto 30° se encuentra Brasil, con un consumo nacional levemente superior a 25.200 millones de metros cúbicos.

Bolivia, posicionada en el puesto 48° a nivel mundial, registra un consumo nacional del orden de los 25.110 millones de metros cúbicos.

Colombia le sigue en Latinoamérica, ocupando el puesto 49° a nivel global, con un consumo interno de 9.080 millones de metros cúbicos.

Perú se posiciona en el lugar 58° del ránking mundial con 5.490 m3, expresado en millones; mientras Chile es el 59° país, consumiendo 5.296 millones de metros cúbicos, y Ecuador se ubica en el puesto 98° con 330 millones de m3 en su consumo total nacional.

El consumo nacional de gas en Uruguay llega apenas a 80 millones de m3 anuales que lo ubican en la posición del 108° país en el mundo, y Paraguay, con registros casi inexistentes, se ubica en el puesto 166°, siempre contabilizando 211 mercados consumidores a nivel global.

Naturalmente, por tamaño de economía, Estados Unidos lidera el consumo mundial de gas natural, con 689.900 millones de metros cúbicos, lo que significa 15,9 veces el consumo nacional argentino.

Rusia ocupa el segundo lugar con 457.200 millones de m3 y sigue China con un consumo nacional de casi 150.000 millones de m3.

Irán es el 4° consumidor con 144.600 millones de m3 y Japón es el 5° con 112.000 millones de m3; Arabia Saudita, 6°, con 99.229 millones de m3; Canadá es el 7° con 82.479 millones de m3; Alemania es el 8° consumidor mundial con 75.200 millones de m3; el 9° es Italia que registra consumos por 68.700 millones de m3 y el 10° es la India con 64.490 millones de m3.

El debate sobre las tarifas de gas, sin embargo, se concentró durante las últimas semanas en la magnitud de los aumentos tarifarios, dispuestos tras un largo período de congelamiento, y dejó de lado otros análisis comparativos que revelan -en una mirada de largo plazo-, la magnitud del consumo doméstico de este combustible.

Tampoco se analiza la fuerte caída en el gasto efectivo del consumo total de energía dentro de los hogares, en el marco de la economía familiar.

Estudios de fuentes oficiales y privadas muestran un cambio significativo en la composición de la canasta de consumo de los habitantes, desde una perspectiva histórica: el gasto en energía en un hogar era hace 20 años el triple que en la actualidad.

En 1996, concretamente, el gasto proporcional de una familia argentina en electricidad, gas y agua -respecto del consumo total- era de 4,3%, mientras que en enero de 2016 esa proporción declinó a 1,6%, aunque este porcentaje se verá modificado cuando se defina el cuadro tarifario final que regirá en los servicios públicos de la energía.

Esa evolución surge de cotejar los datos de la Encuesta de Gastos de los Hogares del INDEC para el Gran Buenos Aires, dos décadas atrás, y de la Encuesta de Gasto de los Hogares de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires de comienzos de este año.

Los analistas atribuyen la modificación en el promedio de las erogaciones familiares a la estabilidad tarifaria de los últimos 13 años.

En ese período las familias variaron sus pautas de gasto de consumo, al aumentar el vinculado con bienes durables y disminuir fuertemente los servicios de la vivienda.

La polémica reciente refleja la incidencia del ajuste tarifario de entre 500 y 700%, pero también el impacto de niveles de facturación muy superiores -de más de tres dígitos- relacionados con el crecimiento del consumo respecto del año anterior.

Los meses del otoño pasado fueron mucho más fríos de lo común (unos 4 grados menos de temperatura promedio que en 2015), pero los niveles de consumo de gas crecieron también por el casi nulo uso racional de la energía, que viene de tiempo atrás.

Aún cuando se debe importar el fluido para complementar la oferta local, los hogares argentinos consumen niveles similares de gas que en dos de los mayores productores latinoamericanos: Bolivia y Venezuela.

A conclusiones similares se arriba en el caso de la electricidad per cápita, con 2.500 kwh por habitante, detrás de Chile y Venezuela, pero muy por encima del resto de los países regionales. ( Télam)