Azúcar escasea en Egipto

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En un país de connotaciones bíblicas, la nueva plaga que azota su geografía está resultando la más amarga. Desde hace semanas el azúcar se ha desvanecido de los estantes para desgracia de los egipcios, adictos al té con generosas cucharadas de glucosa. «No lo vendo desde hace un mes. La gente lo compra a escondidas en otros negocios. Hay hasta mercado negro. Ahora resulta que el azúcar se ha vuelto un producto ilegal», relata un tendero que regenta un pequeño ultramarinos en las afueras de El Cairo.

La crisis del azúcar ha originado escenas dantescas: decenas de almas litigando por un kilo de azúcar frente a los camiones en los que el Estado despacha productos subvencionados; astutos timadores que han hecho el agosto vendiendo sal disfrazada de azúcar o una oleada interminable de redadas de la policía en busca del preciado edulcorante.

«La crisis actual puede considerarse, en gran medida, una consecuencia atrasada de las medidas implementadas el pasado año por el Gobierno al eliminar las tarifas del azúcar importado que inundó el mercado local con un producto más barato, especialmente brasileño», señala a este diario Omar Ghannam, investigador del Centro Egipcio para los Derechos Sociales y Económicos.

«La situación empeoró por la escasez de dólares y la apreciación de la moneda brasileña, lo que provocó que repentinamente la importación se hiciera increíblemente costosa mientras la producción nacional había quedado tocada previamente», arguye este economista. La tierra de los faraones, que consume alrededor de 3 millones de toneladas de azúcar al año, produce en sus factorías unos 2 millones y cubre el resto con importaciones del Gobierno y las compañías privadas.

La escasez de glucosa -tan básica en una mesa egipcia como el pan, el aceite o la mantequilla- se exacerbó en agosto cuando los funcionarios empezaron a confiscar las reservas de azúcar de las factorías privadas para garantizar el abastecimiento en sus tiendas de alimentos subvencionados. Desde entonces han confiscado unas 250.000 toneladas ahogando al sector privado.

La crisis ha vuelto a colocar en el blanco la gestión del régimen que dirige con mano de hierro el ex jefe del ejército Abdelfatah al Sisi. Para tratar de apaciguar los ánimos, su ministro de Suministros, Mohamed Ali al Sheij, anunció recientemente que el país tenía garantizadas reservas de azúcar para los próximos cuatro meses pero de un plumazo incrementó un 40% el precio del producto subvencionado. «La mayor consecuencia es que muchos ciudadanos han perdido la fe en este Gobierno. Su incapacidad se traducirá en un incremento del descontento popular amenazando al núcleo del sistema», vaticina Ghannam, esperanzado ahora en que la fluctuación de la moneda local anunciada ayer reviva el comercio y mitigue la escasez.