Caminar en la naturaleza puede prevenir y curar la depresión

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El mejor y más fácil tratamiento preventivo de la depresión puede estar tan cerca como el parque natural de nuestro vecindario, según apunta un estudio liderado por investigadores de las universidades de Stanford y Tulsa (EE.UU.) publicado en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (PNAS).

No es la primera vez que un estudio científico apunta la relación entre pasear en espacios naturales y reducción del riesgo de depresión. En 2012, por ejemplo, un grupo de científicos de la universidad Stirling, en Escocia, publicó en la revista Mental Health and PhysicalActivity una revisión de múltiples investigaciones que confirman esta relación positiva.

Durante los últimos años se han llevado a cabo centenares de estudios que relacionan el ejercicio físico moderado con el bienestar emocional, algunos de los cuales apuntan que el simple hecho de pasear puede reducir el riesgo de problemas mentales como la depresión.

Más de la mitad de la población mundial vive en entornos urbanos, y que se prevé que aumente a 70 por ciento en unas pocas décadas. La urbanización y la desconexión de la naturaleza han crecido de forma espectacular, por lo que tienen trastornos mentales como la depresión, recuerdan ahora los autores del nuevo estudio liderado por expertos de Stanford.

Las ciudades tienen un 20 por ciento mayor riesgo de trastornos de ansiedad y un 40 por ciento más riesgo de trastornos del estado de ánimo en comparación con las personas de las zonas rurales. Las personas nacidas y criadas en ciudades tienen el doble de probabilidades de desarrollar esquizofrenia.

Se divido a las personas en dos grupos de participantes que caminaron durante 90 minutos, una en un área cubierta de hierba, con árboles y arbustos; y la otra junto a una carretera de cuatro carriles con tráfico de coches y camiones. Antes y después, se midieron la frecuencia cardíaca y la respiración, realizado escáneres cerebrales y recogieron un cuestionario sobre el estado de ánimo de los participantes.

Se encontraron poca diferencia en las condiciones fisiológicas de los participantes en ambos grupos. En cambio descubrieron cambios importantes en el cerebro. La actividad neuronal en la corteza prefrontalsubgenual, una región del cerebro activas durante el pensamiento repetitivo centrado en las emociones negativas, disminuyó entre los participantes que caminaron en la naturaleza frente a los que caminaban en un entorno urbano.

Cuando los seres humanos caminamos en un ambiente natural, el cerebro trabaja de la siguiente manera:

  • El cerebro tiene menos chances de estar pensando en preocupaciones, por lo cual puede dispersar la mente viendo los paisajes y de paso oxigenarse, esto hará que sienta un respiro y de paso liberar toda esa tensión mental.
  • Cuando tenemos un mejor estado de ánimo, es indiscutible que seremos más creativos, ya que la hormona de cortisol que propaga el estrés, desaparecerá, y eliminara esas presiones que traen hacia nosotros el tan mencionado “Negativismo”.
  • Sin darnos cuenta, la mayoría de nuestra tensión diaria se sube, debido a la monotonía de lugares en los que estamos, estos pueden ser: Nuestro trabajos, hogar, supermercado al que vamos, restaurantes, lugares los cuales son en su mayoría cerrados y repletos de personas. Por lo cual, caminar en espacios abiertos hace que liberemos todas esas tensiones y siempre logrará hacernos sentir mejor.

Esto es interesante porque demuestra el impacto de la experiencia de la naturaleza en un aspecto de la regulación de las emociones, algo que puede ayudar a explicar cómo la naturaleza nos hace sentir mejor. Sal, ve a algún parque, o montaña, si te queda cerca la playa, ve allí. Y veras que al caminar, al cabo de varias semanas, mejoraras tu salud mental y de paso la física.

Cristian Frers

Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social.