Cáncer de mama recurrente, con genes diferentes

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Los científicos llevan años cuestionándose por qué algunos cánceres de mama responden al tratamiento mientras que otros vuelven a reaparecer con el tiempo. La respuesta, según se acaba de presentar en el Congreso Europeo del Cáncer, parece estar en los factores genéticos que impulsan a los cánceres recurrentes, que son diferentes de que tienen los cánceres que no recurrentes.

Este descubrimiento podría permitir identificar a aquellas pacientes con un mayor riesgo de que su cáncer se vuelva a reproducir; además, facilitaría dirigir los tratamientos a los genes responsables de esta recurrencia cuando el cáncer se diagnostica por primera vez. Los investigadores creen que estos hallazgos pueden tener importantes implicaciones en la medicina personalizada; es decir, si los cánceres individuales pueden cambiar genéticamente con el tiempo, significa que los tratamientos que se dirigen a una mutación genética particular, ya sea en la clínica o en ensayos, tendrían que modificarse a medida que la enfermedad progresa basándose en las muestras de tejido cancerígeno a medida que avanza la enfermedad, en vez de hacerlo en las muestras obtenidas cuando el cáncer se diagnosticó por primera vez.

A pesar de que la mayoría de las pacientes con cáncer de mama se curan tras el tratamiento, aproximadamente en una de cada cinco el cáncer reaparece, ya sea en la misma localización o en otras partes del cuerpo (metástasis).

Para obtener una respuesta a esta situación, los investigadores delInstituto Sanger de Wellcome Trust (Reino Unido) analizó datos genéticos de los tumores de 1000 pacientes con cáncer de mama, de los que en 161 había muestras de metástasis.

Dianas farmacológicas

De esta forma compraron los genes oncológicos presentes en muestras tumorales en el primer diagnóstico (tumores primarios) con los que había en los tumores recurrentes. Vimos, señala Lucy Yates, que existían ciertas discrepancias genéticas entre los tumores primarios y recurrentes. «Hemos visto que algunas de las mutaciones genéticas que causan cánceres de mama recurrentes son poco frecuentes entre los cánceres que no resurgen –señala Yates-. Por ello creemos que las diferencias que hemos visto reflejan diferencias genéticas que pueden predisponer a un cáncer a reaparecer, combinadas con mutaciones adquiridas a lo largo del periodo comprendido entre el primer diagnóstico y la recaída posterior. Algunas de estas alteraciones genéticas son potenciales objetivos de los fármacos», añade.

Se sabe que en un tumor se pueden acumular una amplia gama de alteraciones genéticas o epigenéticas; además los factores ambientales específicos, como la respuesta del sistema inmunológico, diferentes tratamientos o el entorno de la propia metástasis pueden influir en la aparición de estos oncogenes poco habituales.

Dos genes claves

De entre todos estos genes tumorales, los expertos hallaron dos fundamentales: JAK2 y STAT3, que operan dentro de la misma vía de señalización. «En algunos cánceres de mama, una interrupción en esta vía de señalización parece ser beneficiosa para la supervivencia del cáncer. Curiosamente, esto contrasta con el papel de JAK2 en algunos otros tipos de cáncer, donde el exceso de actividad del gen impulsa la malignidad más que suprimirla», comenta Yates.

Se sabe además que la mejora de la señalización JAK-STAT juega un papel importante en el desarrollo del cáncer y la evidencia preclínica parece sugerir que la inhibición del gen sería terapéuticamente ventajoso. Estos hallazgos han llevado al desarrollo de ensayos clínicos para el cáncer de mama usando inhibidores de JAK con la esperanza de que se ralentice la progresión del cáncer. «Sin embargo, nuestros resultados sugieren que, en un subgrupo de cánceres, la inhibición de esta vía puede tener el efecto contrario y esto requiere más investigación. En general, esta observación pone de relieve la importancia de comprender la diversa naturaleza de los cánceres de mama en la era de la medicina de precisión», concluye.