Casa Mororó

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La Casa Mororó se encuentra en una región montañosa, a 180 km de la ciudad de Sao Paulo, conocida por sus bajas temperaturas. La arquitctura buscó crear espacios internos generosos para los días fríos, como, por ejemplo, una acogedora sala de estar y un spa cubierto con una piscina, desde donde se disfruta de las vistas protegidas por una piel de vidrio.

Externamente, un mismo volumen contínuo crea una dualidad entre el bloque opaco – donde se encuentra la sala, dormitorios y servicios – y la extensión transparente de la piscina climatizada y el sauna. La volumetría de la casa fue dada por la extrusión de 65 metros de una casa ícono, con tejados en agua. Además, una cubierta de madera externa conecta los espacios y crea una terraza para su uso durante el verano.

En la parte opaca del volumen, con 50 metros de longitud, las aberturas fueron minimizadas y usadas como puertas correderas, para intensificar la integración entre el interior y el exterior. Esta relación entre llenos y vacíos en la fachada permitió obtener un excelente desempeño térmico, con un alto grado de conservación energética. El techo transparente tiene cuatro metros de largo. La ventilación interna de este ambiente fue especialmente proyectado para evitar la condensación de vapor de la piscina climatizada en el vidrio, lo que perjudicaría la relación con la vista.

La casa no fue implantada en la parte superior del terreno, como querían inicialmente los clientes, pero sí en su parte más baja – en el medio de un bello bosque de pinos. Esta solución permitió envolver la construcción con la naturaleza del entorno, creando una relación íntima con el sitio.

La premisa inicial del proyecto era hacer una construcción rápida y barata. Además, la arquitectura se valió de soluciones industrialiadas como la estructura metálica y las paredes de marcos de acero. El sitio, a pesar de los altos índices pluviométricos, se mantuvo siempre limpio. Al contrario de la cultura constructiva brasileña, pocos elementos fueron hechos internamente en el lugar, pero montados en la obra. El tiempo total de la obra fue inferior al estándar, incluso estando en una región de dificil acceso.

El uso de materiales internos, como la madera, hace de la casa un lugar acogedor, como son las cabañas tradicionales en las montañas. Siguiendo el diseño de los futuros residentes, la cocina se pudo integrar a los espacios por medio de puertas pivotantes de madera – que se abren completamente. Además, no sólo fue posible diseñar espacios amplios y continuos en el interior, sino también lugares centrales de la vida cotidiana que organiza la planta de la casa.