Sentado en el sillón blanco de un living blanco, rodeado por su mujer, Malena Galmarini, y sus hijos, Milagros y Tomás, Sergio Massa cerró su campaña presidencial apostando a la familia y a la idea de un mejor futuro para el país.
Esa atmósfera intimista se quebró no bien Massa abandonó la carpa donde se había montado la escena familiar y se subió al escenario donde lo esperaban sus intendentes, economistas y los principales candidatos al Congreso. En poco menos de 15 minutos de discurso, Massa repasó sus principales propuestas: desde declarar la emergencia de seguridad el 11 de diciembre y llevar a las Fuerzas Armadas a vigilar las fronteras contra el narcotráfico hasta eliminar el impuesto a las ganancias, reducir el 30% la presión impositiva en 4 años, generar un millón de trabajos para jóvenes con una ley del aprendiz y otro millón de créditos hipotecarios.
«Si nos ayudan, el domingo nos ponen en el ballottage. Y si nos ponen en el ballottage, damos vuelta una página de la historia y se termina el kirchnerismo en la Argentina», fue la frase que el tigrense eligió para el final, reforzando así la idea del voto útil frente a Macri.
