Como nos ven, nos tratan…

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Los argentinos son exagerados. Vistos desde afuera están, aparentemente, incómodos en el equilibrio. Se dice que hablan mucho, analizan demasiado, que se hacen notar allí donde van, pero sobre todo, que alardean. Tratándose o no de un análisis sarcástico, la realidad es que hay algunos motivos que permiten explicar por qué los argentinos sientan un nada disimulado orgullo por la “patria”.

Argentina es el octavo país del mundo con nada menos que 2.791.810 kilómetros cuadrados de superficie, cuenta con 43.131.966 millones de habitantes y tiene un PIB de 609,9 mil millones de dólares. ¿Qué pasa entonces en Argentina? ¿Por qué el orgullo se ve empañado por una realidad reconocida por sus propios ciudadanos que se contradicen y reniegan de un país que consideran no tiene solución? Tal vez sea porque un relato esté opacando a la historia.

Argentina comenzó el año con una noticia conmovedora. Néstor Femenía, un niño de 7 años, murió de meningitis tuberculosa que había contraído porque estaba desnutrido. “Cientos de chicos mueren así”, aseguró Abel Albino, médico y presidente de la Fundación CONIN que lleva desde 1993 combatiendo la desnutrición y la pobreza extrema. “He visto en Mendoza a chicos dormir en un pozo en la tierra tapados con perros porque no tienen ropa de cama, abrigo, ni techo. Se tapan con sangre caliente”, lamenta el médico.

Otra problemática argentina bien conocida es la inseguridad. De acuerdo con un informe de la ONU sobre seguridad ciudadana, Argentina es el estado de América Latina con más robos por habitante. En 2011, en el país se registraron en 973.3 robos por cada 100.000 habitantes superando a países históricamente inseguros como Brasil, México o Venezuela. Y ello sin tener en cuenta los robos que no son denunciados por desconfianza en la justicia o por dificultades para notificar estos delitos.

Por otro lado, hay que destacar que Argentina se convirtió en un “paraíso narco”. Desde los años ’90, pasó de ser un país de tránsito a ser un país productor de droga. “Empezaron a funcionar las cocinas donde se rebaja la droga y se acondiciona, tanto para el consumo interno como para la exportación”, explica Guilermo Camporini, fiscal de la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, una de las más golpeadas por el narcotráfico.

Finalmente, la inflación es otro de los temas que más preocupan a los argentinos. ¿Por qué hay tanta inflación? Porque hay una emisión de la moneda superior al crecimiento de la economía. El gobierno necesita fondos para financiar su sistema, su modelo K. Dichos fondos los obtiene ya sea por impuestos, deuda o emisión de moneda. Cuando se recurre a la emisión de moneda, hay mucha circulación de papel y, a la vez, no hay más bienes porque la producción está parada.

“Si la producción no crece y los bienes son los mismos con respecto a una moneda que crece en circulación, estos van a valer cada vez más. De ahí, la inflación. El productor, para resguardarse en un contexto de incertidumbre, sube los precios”, explica el economista Federico Etchelecu. Pero, ¿por qué no se produce en la Argentina? “Porque hay poco incentivo a la inversión. Y sobre todo, existe incertidumbre”, opina.

Pero no sólo no se invierte dentro, tampoco llega inversión extranjera. “Aquí sucede todo lo contrario a lo que un inversor quiere. Quiere un marco de certidumbre en las normas, estabilidad en las tasas impositivas, que la inflación no suba, que el tipo de cambio no cambie constantemente. Los inversores no tienen la certeza de lo que va a pasar en una semana”, concluye Etchelecu. Los argentinos, tampoco.