El Papa Francisco y el Martín Fierro en Nueva York ante la ONU

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En un histórico discurso ante las Naciones Unidas en el que llegó a citar el Martín Fierro, el Papa denunció la «sumisión asfixiante» que causan los organismos financieros internacionales cuando imponen a los países en desarrollo sistemas crediticios «que crean «mayor pobreza, exclusión y dependencia».

«Los organismos financieros internacionales han de velar por el desarrollo sostenible de los países y la no sumisión asfixiante de éstos a sistemas crediticios que, lejos de promover el progreso, someten a las poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia», afirmó el sumo pontífice argentino.

Por eso Francisco reclamó «conceder a todos los países, sin excepción» una participación y una incidencia real equitativa en las decisiones de esos organismos, en el Consejo de Seguridad de la ONU y en mecanismos creados para afrontar crisis económicas.

Luego, insistió en que «ningún individuo o grupo humano se puede considerar omnipotente, autorizado a pasar por encima de la dignidad y de los derechos de las otras personas singulares o de sus agrupaciones sociales».

Asimismo, Francisco denunció el «irresponsable desgobierno de la economía mundial, guiado solo por la ambición de lucro y de poder» y advirtió que esto debe llevar a una «severa reflexión sobre el hombre».

Además, proclamó la existencia de un «verdadero ‘derecho del ambiente'» y dijo que cualquier daño a este «es un daño a la humanidad».

El pontífice declaró que los seres humanos «somos parte del ambiente» y que este «comporta límites éticos que la acción humana debe reconocer y respetar». Por eso, pidió que se llegue a «acuerdos fundamentales» en conferencia de París en diciembre sobre el cambio climático.

El Papa citó su encíclica sobre el medio ambiente, «Laudato si» y aseguró que «el abuso y la destrucción del ambiente, al mismo tiempo, van acompañados por un imparable proceso de exclusión».

Además, pidió la «total prohibición» del armamento nuclear y dijo que la «amenaza de destrucción mutua» constituye un «fraude a toda la construcción de Naciones Unidas».

La existencia de una ética y un derecho basados en esa amenaza harían en la práctica que la ONU pasara a ser las «Naciones unidas por el miedo y la desconfianza».

El Sumo Pontífice denunció que el narcotráfico «silenciosamente viene cobrando la vida de millones de personas» y criticó que es «pobremente combatido».

Para el final, Francisco denunció la «colonización ideológica» que impone a los pueblos «modelos y estilos de vida anómalos, extraños a la identidad de los pueblos y, en último término, irresponsables», en una alusión implícita al matrimonio igualitario y la transexualidad.

En ese marco, pidió a la ONU «el reconocimiento de una ley moral inscrita en la propia naturaleza humana, que comprende la distinción natural entre hombre y mujer».