Eduardo Cicchino había sido apuñalado el pasado jueves 19 de mayo en San Telmo, cuando salió a festejar la victoria de Boca en la Copa Libertadores. Estuvo internado en el Hospital Argerich en estado crítico.
La violencia en nuestra sociedad ya supera límites irrisorios desde hace tiempo. Pero esta vez, nada parece justificar el brutal hecho sucedido en San Telmo hace dos semanas. No parece posible catalogar este hecho como violencia en el fútbol, violencia desenfrenada, locura, enfermedad.
Y tampoco parece correcto hablar de folclore, amor por la camiseta o cualquier otra estupidez que intente justificar lo que ocurre cuando una persona comete este tipo de acciones, cuando el fútbol está de por medio.
Lo cierto es que un joven de 26 años falleció este jueves por la mañana, después de haber agonizado en el hospital Argerich con el corazón apuñalado. Había salido a festejar la agónica victoria de Boca ante Nacional de Uruguay, que le valió el pasaje a las semifinales y la posibilidad de llegar a otra final continental.
Este estudiante de ingeniería, debió soportar tres cirugías en el ventrículo izquierdo de su corazón, lesionado en el momento de la agresión. Ayer le realizaron la última operación, que no pudo soportar, y falleció a las 8 de la mañana.
Gustavo Olivera, de 52 años, es el único sospechoso por el hecho. Manuel campos, juez de la causa, lo imputará por el delito de homicidio simple y podría ser condenado con una pena de 8 a 25 años de prisión.
Olivera se encontraba en el bar donde Eduardo Cicchino estaba festejando el triunfo de Boca con sus compañeros de la Universidad Católica. El sujeto estaba molesto por la reacción de los jóvenes, y una vez terminado el partido comenzó a insultarlos.
Cuando los hinchas de Boca se retiraron del lugar, el homicida los siguió para enfrentarlos en la calle. Allí, comenzó a agredirlos y apuñaló a Eduardo en el tórax. Sus compañeros ,con ayuda de los mozos y otros testigos, lograron capturar a Olivera, que al ser detenido por la policía portaba la navaja con la que hirió de muerte al estudiante.
