Fraude sin precedentes en Venezuela

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La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) reaccionó, 24 horas después del cierre de los colegios electorales, con un comunicado oficial ante el “proceso electoral fraudulento sin precedente en nuestra historia”, que ha otorgado 17 gobernaciones al oficialismo y cinco a la oposición.

Ángel Oropeza, uno de sus dirigentes, subrayó que las trampas electorales se produjeron “antes y durante la votación, sin menoscabo de otras. Nadie duda de que las elecciones en Venezuela no son libres ni justas ni transparentes”.

Según los datos aportados por la alianza multicolor, el oficialismo dificultó u obstaculizó el voto de más de un millón de personas, más de 600.000 fueron reubicadas a última hora y 350.000 sufrieron la violencia dentro y fuera de los colegios. También se habrían perdido 90.000 votos declarados nulos al impedir el Consejo Nacional Electoral (CNE) la sustitución legal de los candidatos tras las elecciones primarias.

El éxito del chavismo, que no se celebró por todo lo alto en los alrededores del Palacio de Miraflores como es tradicional, llega dos meses después del “mayor fraude electoral de la historia de América”, tal y como definió la Secretaría General de la OEA los comicios para elegir la Asamblea Nacional Constituyente. De hecho, el chavismo habría perdido en el camino de julio a octubre más de dos millones de votos.

El primero que salió a la palestra para denunciar el “sistema fraudulento” fue Carlos Ocariz, candidato derrotado en Miranda, la joya de la corona que comprende cuatro municipios de Caracas y una extensa zona del interior. El dirigente detalló un rosario de abusos y artimañas desplegados en su estado, donde según el cómputo oficial perdió por sólo 86.000 votos.

Según los cálculos de la oposición, la reubicación a última hora de 200.000 electores de ese estado y la violencia que se ejerció contra ellos les restaron 66.000 votos, ya que en esos centros afectados por la operación gubernamental sólo pudo votar el 30%, frente a la media nacional del 61%. “Con las reubicaciones hicieron reingeniería, matemáticas perfectas. Ésta es una pelea contra un Estado abusivo, corrupto y depravado. Una rebanadora de votos, un paso agigantado a lo que habían hecho antes”, explicó Ocariz, quien añadió la “masificación del voto múltiple” ante la falta de tinta indeleble como otra de las claves de unos comicios a los que llegaba con un 10% de ventaja en cuatro encuestas realizadas la semana pasada.

Otra de las trampas descubiertas, según Ocariz, se desarrolló en 141 de los 1118 centros, ubicados en los centros más recónditos del estado. En esos lugares se bloquearon las señales telefónicas de los testigos de la oposición. Sorprendentemente, el chavismo obtuvo allí los mejores resultados de su historia, incluso con Hugo Chávez vivo, y la oposición, los peores.

Por primera vez en la última década, el chavismo no invitó a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). Tampoco hay que olvidar que el chavismo suspendió estas elecciones, que se deberían haber realizado en diciembre de 2016, fecha en la que terminaban los mandatos de los gobernadores. Reprogramadas de nuevo para diciembre de este año, la Asamblea Nacional Constituyente ordenó su adelanto para aprovechar el desánimo del país tras cuatro meses de protestas antigubernamentales, que pese a costar la vida de 125 personas no movieron un solo centímetro la posición del gobierno.

“Es obvio que hubo violaciones de la ley y que se registraron múltiples irregularidades”, aseveró el politólogo John Magdaleno. “La posibilidad de reconocimiento de resultados por parte de la MUD, de la comunidad internacional y del venezolano común es muy baja”, resumió Luis Vicente León, presidente de Datanálisis.