Grecia pasó por alto el referendum y se vienen los ajustes

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El Parlamento griego dio luz verde a la propuesta de acuerdo sometida a los acreedores del país por el Gobierno de Alexis Tsipras, que generó el disenso de varios diputados de su partido, según el recuento de la Asamblea.

El primer ministro, que había presentado esta votación como una decisión de «alta responsabilidad nacional», recabó 251 votos favorables necesarios (de un total de 300 diputados) para negociar el sábado con los acreedores del país (UE, BCE, FMI) en base a la propuesta que puso sobre la mesa la noche del jueves. Pero registró las bajas de una decena de diputados del partido de izquierda radical Siriza que se abstuvieron o, en el caso de dos de ellos, votaron contra el plan de acuerdo.

Entre los ocho abstencionistas figuran tres personalidades de su mayoría: el ministro de Energía, Panagiotis Lafazanis, el ministro delegado para las cajas de la seguridad social, Dimitris Stratoulis, del ala euroescéptica de Siriza, y la presidenta del Parlamento, Zoe Konstantopoulou, tercer personaje del Estado.

Varios diputados de Siriza se encontraban ausentes en el momento de la votación, entre ellos el exministro de Finanzas Yanis Varoufakis, de modo que el texto fue adoptado con los votos de la oposición, socialistas y conservadores sobre todo, porque la mayoría gubernamental consta de 149 diputados de Siriza más los 13 diputados del pequeño partido de la derecha soberanista Anel. Los 13 votaron a favor de la propuesta de acuerdo.

Los comentaristas políticos estimaban que esas disensiones internas de la mayoría podrían generar cambios políticos, quizás en forma de reajuste ministerial. Tsipras defendió el paquete de medidas propuesto por el Gobierno, aunque admitió ante los parlamentarios que eran «difíciles», y estaban alejadas de las promesas electorales de la izquierda radical.