En la primera gran medida contra Mateo Renzi, miles de personas adhirieron ayer a la huelga general convocada por los dos mayores sindicatos de Italia para protestar contra la reforma laboral y la política económica del primer ministro. Se trata del primer paro general desde que Renzi asumió el poder en Italia, en febrero pasado.
Con el lema «Así no va», unas 50.000 personas se manifestaron en Milán; 70.000, en Turín; 50.000, en Nápoles; 40.000, en Roma y 15.000 en Palermo, para pedir al gobierno de izquierda que «cambie» su política económica. No obstante, desde Turquía, donde participa de un foro económico, Renzi advirtió que no cederá a la presión gremial.
«El gobierno se equivoca al excluir al sindicato y no dejarnos participar en la política económica», criticó Susanna Camusso, secretaria general de la mayor agrupación sindical italiano, CGIL, de izquierda. «La emergencia que atraviesa este país se llama trabajo. Hacen falta políticas para crear empleos, pero no un empleo cualquiera, sin derechos y sin profesionalidad», agregó.
El transporte se vio afectado por el paro: según los sindicatos, la mitad de los trayectos de tren y vuelos programados fueron anulados, y el 70% de los ómnibus y líneas de transporte se detuvieron. Las grandes líneas de tren se vieron perturbadas, pero se mantuvo el servicio mínimo de trenes de alta velocidad.
Unas 54 manifestaciones fueron organizadas en distintas ciudades del país para protestar contra la reforma laboral de Renzi, que flexibiliza las condiciones de despido de los trabajadores con contrato fijo y que, a juicio de los sindicatos, introduce medidas ineficaces. En Milán y Turín, las dos grandes ciudades del norte industrializado, hubo enfrentamientos entre manifestantes y la policía.