Inversiones rentables para los que no quieren comprar Dólar «Blue»

0

Una serie de alternativas que el pequeño inversor puede aplicar fácilmente en el mercado de capitales doméstico y obtener rendimientos atractivos.

Siempre recomendamos que las inversiones se ejecuten en el ámbito de una cartera de inversiones diversificada, de manera de atenuar los riesgos de las distintas opciones que conviven en una ambiente interno y externo volátil y cambiante.

_ Títulos públicos en dólares. Los bonos soberanos nacionales o provinciales en dólares son una buena alternativa para el pequeño inversor porque tienen un retorno en torno al 9% en moneda dura, tienen alta liquidez (es fácil comprar y vender en la Bolsa) y el costo de entrada es a partir de los $ 1.500. Esta opción permite estar cubierto de la devaluación, ya que estos bonos se guían por el movimiento del dólar implícito que está más cerca del blue, y adicionalmente permiten hacerse de una tasa de interés anual muy alta. El riesgo viene dada por la capacidad de pago del emisor, que hoy por hoy, depende mucho del nivel de reservas internacionales. Un dato importante es que el inversor compra el título en pesos y recibe pagos en dólares ya sea cuando el bono devuelve el capital o paga su cupón de interés.

_ Bonos dollarlinked: Este tipo de bono se ajusta por la devaluación del peso contra el dólar oficial. Se compra en pesos y el inversor recibe pesos cuando el bono amortiza el capital o paga su cupón de interés. Es una alternativa para protegerse de lo que parece inevitable, una devaluación del peso contra el dólar en el mercado oficial. Si uno evalúa una eventual unificación del mercado cambiario para los próximos meses, es probable que se dé con una suba del dólar oficial y una baja del blue, lo que, de cumplirse, podría ser redituable para el inversor esta opción. El último bono emitido a nivel Nacional es el Bonad2017, que vence precisamente en dicho año.

Lanzamientos cubiertos: Es una operación a tasa fija en la Bolsa que involucra la compra de acciones y la venta de opciones financieras. Uno compra una acción con un descuento y luego se compromete a venderla más adelante a un precio más alto. El inversor obtiene la diferencia de precios. Si anualizamos esa ganancia, las tasas nominales anuales pueden hasta duplicar lo que ofrece un plazo fijo, ubicándose por encima del 50% anual. Y también la cobertura de la operación (protección del capital invertido) es interesante. Recomendamos ejecutar esta estrategia con acciones que tengan amplio volumen en el mercado.

_ Cedears: Son certificados de acciones extranjeras que cotizan en la Bolsa local en pesos. Lo interesante para el inversor en este caso es que puede comprar una acción del exterior, como Apple, Coca Cola o Google, con pesos y está ajeno del riesgo argentino. Si a estas acciones le va bien en el exterior, el cedear sube de precio. Y también es una protección contra la devaluación porque los cedears se guían por el precio en dólares de la acción en Wall Street. Adicionalmente, si la firma en cuestión paga dividendos, el inversor acá también los cobra en dólares.

_ Futuros de oro y petróleo. Un activo atractivo para aprovechar en las actuales circunstancias de fuerte caída de los precios de los commodities son los futuros que operan sobre los mismos. Si uno apunta a que este efecto está llegando a su fin y es posible ver un rebote en los precios de las materias primas y metales, como el petróleo y el oro, comprar futuros que operan en el ROFEX a 6 o 12 meses de plazo puede ser una atractiva oportunidad. Estos instrumentos permitirían tener dos fuentes potenciales de ganancias: la valorización del precio del commodity (hoy tanto el petróleo como el oro cotizan muy bajo) y la devaluación del peso contra el dólar oficial, ya que los futuros en cuestión están denominados en dólares pero se liquidan en pesos al tipo de cambio oficial.

Estas alternativas, dentro de un portafolio de inversiones diversificado, donde también habría que tener una porción en efectivo (moneda dura) y otra en plazo fijo, seguramente hará sonreír al inversor minorista más, en términos de rendimiento, que el simple hecho de comprar el dólar y quedarse sentado sobre él en el término de los próximos doce meses.