La Soledad tanto o más peligrosa que un ACV

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Lo que para muchos tal vez sea una elección interesante, necesaria y hasta placentera, como lo es vivir solo, para otros, la soledad puede convertirse en una condena capaz de exponerlo a enfermedades mortales como un ACV. Así, al menos, lo plantea en uno de sus últimos trabajos (Cómo usar el cerebro) el neurocientífico Facundo Manes, quien al presentar el libro explicó que sentirse solo “es un mecanismo biológico como tener hambre o sed, pero la diferencia está en que una persona puede comer o beber y se acaban sus problemas, pero no puede salir a la calle y gritar ‘quiero tener amigos’”.

Si bien muchos pueden disfrutar de la soledad y sentirse a gusto cuando se la experimenta, en el instante en que este estado se convierte en aislamiento y no hay posibilidad de salir de él, explican los especialistas, las consecuencias de amanecer solo, pasar el día entero sin intercambiar palabras con nadie y meterse a la cama de nuevo solo pueden ser nefastas y peligrosas para la salud. Y no sólo Manes traza este diagnóstico: expertos estadounidenses recopilaron recientemente varios estudios que se hicieron sobre el tema desde el 90 hasta la fecha y también llegaron a la conclusión de que la soledad es un factor de riesgo de mortalidad comparable a una enfermedad.

“La soledad y el aislamiento social como factores de riesgo de mortalidad”, se llama el trabajo del Departamento de Psicología de la Universidad Brigham Young. “El aislamiento social real y subjetivo se asocia con un aumento del riesgo de mortalidad temprana”, dice el trabajo, y da los resultados: la soledad, el aislamiento social, y vivir solo lleva a un promedio de 29%, 26% y 32% de mayor probabilidad de mortalidad, respectivamente.

El informe, publicado en la revista Perspectives on Psychological Sciences, no sólo es importante porque asegura que la soledad acorta la esperanza de vida, en promedio, un 30%, sino que vale por la cantidad de gente involucrada: participaron casi tres millones y medio de personas.

Para Manes, en tanto, que preside la World Federation of Neurology Research Group on Aphasia, Dementia and Cognitive Disorders y es fundador del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO), la soledad podría ser directamente tan mortal como un ACV.

Según el neurocientífico, de hecho, la soledad crónica es incluso más peligrosa que el alcoholismo o la obesidad y hasta puede llegar a matar a una persona. Aislarse y no tener ningún tipo de vida social, detalla, “es una de las peores conductas en la que puede caer un individuo”.

Los expertos en neurociencias y en neurología, además, coinciden en que la sensación de soledad es aún más perjudicial para la salud que estar físicamente solo. Quienes la experimentan, se asegura, tienen un riesgo mayor de sufrir cualquier tipo de enfermedad que quienes efectivamente están solos, pero no consideran que ese estado sea algo negativo, o incluso han aprendido a disfrutar del hecho de estar solos. A esta conclusión, por caso, llegó un estudio de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), que fue difundido en los últimos días y tomó en cuenta a 10.800 personas en tres países: España, Finlandia y Polonia. Sin embargo, sus investigadores aseguran que los hallazgos bien pueden aplicarse en otros países de Occidente donde la soledad también es un peligroso factor para la salud.

Los riesgos y las pésimas consecuencias del aislamiento social se conocen desde hace tiempo, pero no se entendía hasta el momento, con exactitud, cuáles eran sus efectos en el cuerpo, de acuerdo a otra investigación publicada recientemente en las Actas de la Academia Nacional de las Ciencias (PNAS).

El equipo de investigadores de esa entidad, dirigidos por el psicólogo de la Universidad de Chicago John Cacioppo, había ya identificado un vínculo entre la soledad y un aumento de actividad de los genes involucrados en las inflamaciones y una disminución de la actividad de otros genes que cumplen un papel crucial en las respuestas antivirales del cuerpo.