Las bondades de la frutilla

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La fragaria, conocida comúnmente como fresa o frutilla, es una de las bayas más populares del mundo, existen más de 10 especies de fragaria con diferentes sabores, tamaños y texturas, pero la gran mayoría tienen las mismas características: carne roja forma de corazón piel brillante con semilla y una pequeña y elegante corona de hojas verdes y un tallo que las adorna.

La frutilla  tiene una larga historia y han deleitado a la humanidad desde la época de los romanos, es nativa de muchas partes del mundo, y existen cientos de variedades debido a las técnicas de cruce.

La frutilla es una fuente excelente de vitaminas C y K, además provee una buena dosis de fibra, ácido fólico, manganeso y potasio, contienen cantidades significativas de fitoquímicos, nutrientes que no son esenciales para la vida pero tienen efectos positivos para la salud, 100 gramos proveen: 32 calorías; 0,3 grasas, 7,7 carbohidratos y 2g fibra.

A lo largo de la historia, han sido usadas en el contexto medicinal para aliviar problemas digestivos, irritaciones de la piel y para blanquear los dientes, su contenido de fibra y fructosa podría ayudar a regular los niveles de azúcar en la sangre, al hacer que la digestión sea más lenta, a la fibra se le atribuye proporcionar la sensación de saciedad mientras que las hojas se pueden comer crudas, cocinadas o se pueden usar para hacer té.

El vibrante color rojo de las fresas se debe a grandes cantidades de antocianina, lo que significa que contiene poderosos antioxidantes y se piensa que protegen contra la inflamación, el cáncer y enfermedades cardíacas.

A la hora de comprar y guardar es importante tener los cuidados necesarios para conservarlas en buen estado, como por ejemplo: escoger las fresas que estén firmes, carnosas, sin marcas ni moho, así mismo, buscar las que tengan un color rojo profundo y brillante con sus coronas de hojas bien verdes, una vez cosechadas las fresas no siguen madurando así que hay que evitar las que están opacas o tienen partes verdes o amarillas.

Al momento de consumirlas hay que lavarlas y tratarlas con cuidado, servirlas a temperatura ambiente, tratar de escoger las fresas cultivadas localmente durante la época de cosecha pues estas serán las más sabrosas y tener en cuenta que estos frutas son altamente perecederas así que es mejor comérselas en un par de días.

Finalmente, el único riesgo que existe para quienes las consumen es que pueden provocar un cuadro alérgico a las personas  que sufren de alergia al polen de abedul, lo que los hace propensos  desarrollar  una alergia secundaria a la frutilla, los síntomas más comunes se sienten en la boca y la garganta: hormigueo, piquiña, ojos llorosos y moqueo.

Aunque se sabe que la variedad de fresa blanca contiene menos alérgeno, es mejor evitarla.