A lo largo del día es tan importante lo que comemos como lo que bebemos. Se acerca el verano y con él los días calurosos, por eso debemos reforzar la ingesta de agua para cuidar nuestra hidratación y no sufrir ningún golpe de calor.
Durante los momentos de actividad física, es aún más importante tener agua a mano ya que es necesario reponer el líquido perdido con el sudor para mantener el rendimiento y no deshidratarnos.
Para aquellos que al acercarse el verano buscan descender de peso, el agua es un gran aliado porque no aporta calorías. Esto es lo que la convierte en la mejor opción en relación con cualquier otra bebida. Al compararla con gaseosas, jugos comerciales o aguas saborizadas, debemos saber que todas estas bebidas aportan calorías de las llamadas “vacías”, es decir que no vienen acompañadas por nutrientes como vitaminas o minerales, sólo aportan azúcar.
Y, aún si estas bebidas fuesen reducidas en azúcar, presentan la desventaja de tener aditivos como colorantes o conservantes. Si, en cambio, comparamos el agua con un jugo de fruta natural, en este último sí encontraremos nutrientes como por ejemplo la vitamina C, pero también acompañados por el azúcar natural de las frutas. Por otro lado, bebidas alcohólicas, las cuales, además de aportar calorías, pueden tener efectos nocivos para la salud si se consumen en exceso.
Aún la soda, siendo la opción más parecida al agua, encuentra su desventaja en el hecho de tener gas. El gas puede producir distensión y, por ende, no ser la mejor alternativa para algunas personas.
El agua está siempre disponible, no es necesario que sea embotellada, mineral ni de manantial. Se recomienda que los adultos tomen entre 8 y 10 vasos de agua por día como mínimo. Mantenerse hidratado es fundamental ya que el agua es el medio en el cual se producen todas las reacciones biológicas esenciales para la vida.
