El “¿por qué?” de los sucesos violentos en el estadio de Alte. Brown

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El “¿por que?” de los sucesos violentos en el estadio de Alte. Brown

Una vez más, los incidentes dentro de una propia hinchada, fueron los protagonistas en un estadio, y otra vez, el escenario fue Isidro Casanova.

El sábado pasado, el local, enfrentaba a Talleres de Remedios de Escalada, pero a los pocos minutos, empezaron los desmanes y el partido fue suspendido.

Dentro del ambiente futbolero, ya no es novedad que Almirante Brown tiene cuatro (4) barra bravas paralelas disputándose el poder.

Pero, para entender mejor que fue lo que pasó, y como funciona todo, en las ultimas horas trascendió un hecho puntual, que se suma a lo ya conocido, por el cual, se iniciaron los acontecimientos en la tribuna local (recordando, que no hay hinchadas visitantes).

La facción conocida como “La Justina”, se ubica en tribuna diferente. Ésta, llegó a un “arreglo” con el mismísimo presidente de la institución, y así, estableció un “negocio”, que deja a sus integrantes contentos, sin necesidad de inmiscuirse en enfrentamientos contra las demás.

Por otra parte, “la banda mostro”, “Los de siempre” (quizás, la mas emblemática y reconocida a nivel “social”), y “Los Dengues”, conviven paralelamente en la misma tribuna.

La “mostro”, hace un tiempito, comenzó a llevar gente que, a su vez, es miembro de la segunda línea de la barra de Boca (La 12).

En el choque del ultimo fin de semana, “Los Dengues”, se hicieron presentes con algunos de los lideres de la facción disidente de River, denominada “La banda del Oeste” (contra de “Los borrachos del tablón”).
Este hecho, no fue bien visto por la gente de la “mostro” y allí, es donde todo comenzó. Cabe destacar también que, los nombrados barra bravas de River, tenían derecho de admisión, y no podrían ingresar al monumental, pero al estadio ubicado en Casanova, evidentemente, no tenían prohibición.

Otra vez, los negocios e intereses de los barras, empañando la fiesta del fútbol. De nuevo, la corrupción y la complicidad de dirigentes, y ciertos grupos de sectores políticos (una de las facciones tiene mucha relación con el FPV, y otra, con el “PRO”), hacen que resulte imposible llegar a buen puerto, en esto de erradicar a los violentos y garantizar la fiesta y la “vuelta de la familia” en las canchas del fútbol Argentino.