Lunes y un comienzo apenas en negativo

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Wall Street cerró hoy con pérdidas leves, una dieta moderada ante la ansiedad que le provoca una semana que hoy arranca y que, quizá, tenga por fin noticias concretas sobre la subida de tipos de interés en Estados Unidos.

La Reserva Federal, liderada por Janet Yellen, se reunirá del miércoles al jueves y, aunque el reloj de arena ya ha marcado el tiempo necesario, las finanzas internacionales quizá estén pidiendo una prórroga (o un nuevo turno de reloj) para levantar el que es el último reducto de las políticas de estímulo del banco central estadounidense.

A estas alturas, los inversores que primero se asustaban por la disolución de esta medida y luego lo esperaban como agua de mayo, no saben muy bien cómo reaccionar y hoy, ante la indecisión, el Dow Jones bajó un poco comprometedor 0,38 %.

El problema para hacer cábalas es, como siempre, la dualidad de todas las políticas de la Fed. Cuando están ayudan a que los mercados funcionen mejor, pero si están significa que algo no va bien en términos macroeconómicos.

De momento, solo se puede decir que, tal como recoge el The Wall Street Journal, a día de hoy el 46 % de los inversores cree ahora que el banco central subirá los tipos esta semana, mientras que hace un mes el porcentaje que optaba por el alza era del 82 %.

¿Qué ha pasado este mes? De todo, aunque se podría resumir en que China se desestabilizó y el efecto en todas las bolsas del mundo fue el de un tsunami. De momento, en Wall Street la palabra récord se ha quedado para conjugar en futuro.

Se espera que el movimiento de la Fed afecte no solo a Wall Street, sino a las bolsas de todo el mundo, pues han pasado ya 7 años desde la última vez que se tocaron los tipos de interés en Estados Unidos y eso puede cambiar las reglas del juego económico a nivel global.

Y es que Estados Unidos ha dado, en general, pocos sustos en lo que va de año, pues las preocupaciones están más instaladas en Europa y en Asia. Va llegando el momento de recuperar, todavía no se sabe si para bien o para mal, el papel de país más influyente de la economía mundial.