Pepper, el robot con sentimientos que disparó la polémica sexual

0

La compañía japonesa Softbank, creadora del famoso robot Pepper, el primero capaz de reconocer los sentimientos y emociones, anunció la semana pasada que aquellos que deseen obtener el suyo, primero deberán firmar un contrato en donde se comprometan, entre cosas, a no tener sexo con el robot.

Este robot “con corazón”, como lo llaman sus creadores, se empezó a comercializar en el mes de junio, a un precio de 1.740 dólares, pero no fue sino hasta hace unos días, cuando se descubrió que en sus términos y condiciones de uso, existía esta singular cláusula: «El robot no puede emplearse para realizar acciones molestas, dañinas para otras personas o indecentes, como los actos sexuales», señala uno de los puntos del manual de uso del autómata, donde también se advierte de las posibles sanciones legales para los usuarios que incumplan estas condiciones.

Por más delirante que se escuche esto, la cláusula ha golpeado en un lugar frágil de la robótica, dando inicio al debate más acalorado y bizarro de los últimos tiempos. ¿Está bien tener sexo con robots? Aunque los miembros de Softbank digan que no, muchas otras compañías de robótica ya llevan tiempo trabajando en esta rama. Uno de los ejemplos más conocidos es Roxxxy, una robot sexual que habla, responde a estímulos, tiene la capacidad de aprender a satisfacer a su dueño y cuesta unos 7 mil dólares.

Motivados por todo esto, muchos especialistas han comenzado a replantease las leyes de la robótica de Asimov, ya preguntarse si no debería existir un 4to ítem que aclare este asunto. De momento todo parece indicar que en el futuro, las relaciones robot-humanos serán más frecuentes y más naturales, que entre humanos.

Ahora, lo que cabe preguntarse es cómo harán los miembros de Softbank, para saber si sus robots están teniendo una noche de intimidad o no.

 Gabriel Sarti

@SartiGabriel