El peronismo no quiere quemarse con algunos impresentables «K»

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Primero, al mediodía, confluyeron en Merlo referentes del peronismo, de los otrora dos grupos antagónicos, sintetizando en uno nuevo que podría bautizarse «Esmeraldix», por un lado los esmeraldas Martín Insaurralde (Lomas de Zamora) y Fernando Gray (Esteban Echeverria), entre otros, con el Fénix anfitrión, Gustavo Menéndez. Y cerraron la tarde pegando el faltazo a un plenario del FpV, en línea con la ausencia de Cristina Fernández de Kirchner, acusando a las presencias del ex vicepresidente Amado Boudou y el ex piquetero Luis D´ Elía.

Para la previa de la cumbre K, de La Cámpora, el sabbatellismo y Kolina, los jefes comunales se reunieron en el Frente Nacional Peronista, en Bolivar 400. A unos 200 metros, en la calle Venezuela, el FpV comenzó a llenar una sala del Centro Cultural Caras y Caretas, del Suther de Víctor Santa María. Un primer contingente, que incluía a la intendenta de La Matanza Verónica Magario y los cristinistas Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Francisco Durañona (San Antonio de Areco), partió al evento.

Los demás, que venían de compartir un asado con Máximo Kirchner, incluyendo a la otra pieza del doble comando matancero, el titular del PJ bonaerense Fernando Espinoza, estaban por salir cuando llegó la lista de asistentes a tiempo real. Unos no querían compartir techo con D´Elía; y otros con Martín Sabbatella (los históricos Alberto Descalzo y Julio Pereya que sufrieron las colectoras de Nuevo Encuentro en Ituzaingó y Florencio Varela, respectivamente). Ninguno con Boudou.

La discusión se prolongó por dos horas y cada uno se fue a su casa para cuando terminó el acto, con la lectura de un documento que decía «Es tiempo de construir, es tiempo de la unidad, tiempo de ponerle un freno a un Gobierno de unos pocos». Un intendente testigo resumió así el quid de la cuestión, en off the record: «No pedimos que haya gente que sume, pero por lo menos que no resten».

El alma del debate era el mismo del gesto matutino: mostrar a los jefes comunales como un nuevo espacio, territorial, con poderío para reclamar la lapicera del armado de las futuras listas, que durante 12 años estuvo en manos de un Kirchner. «Queremos participación, no vamos a dejar que nos lleven a ningún lado», fue el resumen, que horas más tarde se hizo realidad cuando Eduardo «Wado» de Pedro quiso obligarlos a ir al plenario, cuya figura fue el hijo de la ex mandataria. «Fue un desplante a Máximo», rumiaron la bronca en el Suther.

En el fondo todo se reduce a la candidatura (o no) de la ex Presidenta. Un cacique se confesó, post-faltazo: «Si iba Cristina obvio que íbamos, pero ellos (por La Cámpora) tienen que darse cuenta que sin Cristina no son lo mismo que antes». Con ella en el atril, hasta se hubieran fotografiado con un liberado José López.

Y la búsqueda de una lista de unidad, que proponen algunos dirigentes. Por eso, en lo que todos coincidieron ayer, fue en evitar nombrar a Florencio Randazzo. Además de continuar seduciendo massistas (ayer hubo foto de su armador Eduardo «Bali» Bucca con Facundo Moyano), el otrora ministro de Interior y Transporte lanzó su campaña audiovisual con dos spots reclamando una interna dentro del peronismo con el slogan: «Yo prefiero las PASO». Como funcionario cristinista, fue el artífice legal de la reforma que impuso las primarias obligatorias e, irónicamente, quien no las pudo usar en 2015.

Y después de Héctor Daer, otro gremialista se sumó al coro ferroviario: «Randazzo es el mejor compañero que nos puede representar», sentenció el metalúrgico Antonio Caló.