El óptimo estado de salud, tanto física y mental, es indispensable al momento de desarrollar una profesión tan importante como la de ser piloto de avión. Contar con pasajeros a cargo torna más exhaustivos los exámenes médicos, pues lo que se busca es evitar tragedias como la de esta semana.
De acuerdo con la Dirección General de Aviación Civil española, todos los aspirantes deben pasar estrictos exámenes médicos en los que no existe lugar para la improvisación. Asimismo, cada uno de los países que conforman la Unión Europea deben cumplir con el reglamente 1178/2011 al pie de la letra.
A groso modo, la revisión médica cuenta con unos cuatro pasos. El primero, consiste en una revisión general en uno de los centros autorizados para este fin. De ser aprobado, se expide una certificación que autoriza al aspirante a realizar los estudios médicos pertinentes para corroborar un óptimo estado de salud.
El segundo paso es un completo estudio físico que incluye análisis de sangre y orina, para corroborar la presencia de tóxicos; pruebas cardiológicas, para medir el estado del corazón; oftalmológicas, para medir la agudeza visual; otorrino-laringológicas, para medir la capacidad auditiva; entre otras.
Luego de ser aprobada esta instancia, se somete al individuo a extensas pruebas psiquiátricas y psicológicas con el objetivo de evaluar el estado mental del paciente. Las mismas pueden durar hasta una hora y permitirán conocer si existen trastornos psicóticos, paranoides, esquizoides o suicidas.
Finalmente, la última prueba consiste en una suerte de valoración psicológica realizada a través de distintos test psicotécnicos. Esto les facilita a los profesionales conocer qué tipo de personalidad posee el aspirante a piloto, así como también revelar su nivel de ansiedad, empatía y tolerancia al estrés.