El equipo de Marcelo Gallardo hizo méritos suficientes para lograr la clasificación a los cuartos de final de la Copa Libertadores, pero el arco se le cerró y sólo pudo convertir uno de los dos goles necesarios para forzar los penales. Alario, que entró en el segundo tiempo, marcó el único tanto del partido. El equipo se fue aplaudido a pesar de la temprana eliminación.
Difícil de explicar con palabras el partido que disputaron el miércoles por la noche River Plate e Independiente del Valle. Los de Núñez atacaron durante los 90 minutos, generaron infinidad de situaciones de gol, pero no pudieron dar vuelta una serie que parecía fácil, pero que se complicó demasiado. El mote de favorito en esta llave le pesó al último campeón de América desde el primer minuto del partido de ida. En la vuelta, chocó contra una pared invisible que sólo pudo ser rota por Alario.
En el primer tiempo, Alonso y Mora conformaron una dupla ofensiva, asistida permanentemente por D’Alessandro, Mayada y Nacho Fernández. Ponzio se paró como único 5, mientras que Casco y Mercado desbordaban por las bandas. El planteo era lógico: atacar todo el tiempo hasta lograr convertir los goles suficientes para clasificar. Pero River no estuvo preciso en la definición. Mora tuvo una chance clara tras una buena jugada colectiva, sin embargo la desaprovechó. Alonso estuvo muy activo, al igual que Mayada y el Cabezón. A pesar de controlar los primeros 45 minutos, se fueron al descanso sin goles.
El complemento fue similar, con la salvedad de que Gallardo puso en cancha a Alario por Mayada. Lo tuvo Balanta, Mora de nuevo, el propio Alario y hasta D’Alessandro con un tiro en el travesaño. Los minutos pasaban y la angustia crecía, hasta que llegó el desahogo: el recién ingresado capturó un remate tras un tiro de Casco y puso el 1-0 que le daba aire a un Monumental asfixiado por la situación desesperante.
Pero el desgaste, físico y anímico se hizo sentir. Gallardo no vio esto y no realizó modificación alguna para forzar los penales. Apenas Mercado parado como 9 en los últimos minutos fue la única arma extra del Millonario, que se quedó a las puertas de la remontada.
Desde la entrega no se le puede decir nada a un equipo que buscó durante todo el partido. Sí tal vez queda por ver la actuación de Rodrigo Mora y de Nacho Fernández, aunque este último tuvo un buen primer tiempo. Del lado del uruguayo, las chances desperdiciadas y las decisiones tibias pueden sepultar su futuro en River.
Por otro parte, del Muñeco sólo quedan las dudas de por qué no optó por uno de los mejores delanteros del fútbol argentino en la actualidad para jugar los 180 minutos. Alario jugó los dos segundos tiempos y generó: un gol mal anulado en la ida, un penal no cobrado, un travesaño en la vuelta y un gol para dar esperanzas en los últimos instantes de la serie.
Termina una segunda etapa complicada del Muñeco como DT de River, que comenzó en diciembre con la derrota frente a Barcelona. No porque se va a ir, sino porque a partir de julio deberá tomar nota de los errores y replantearse qué es lo que quiere para este equipo. Las incorporaciones de mitad de año, las ventas de los jugadores claves y -de los no tanto- y la promoción de algún juvenil como Andrade pueden ayudar a Gallardo en la difícil tarea.
