La primera presidenta en la historia de Brasil asumió por segundo mandato consecutivo al mando del país más grande de la región junto a su vicepresidente Michel Temer. Amado Boudou representó a Argentina ante la fractura de tobillo de Cristina Fernández.
«Brasil necesita volver a crecer y los primeros pasos para ello pasan por un ajuste fiscal y un aumento del ahorro público», prometió Dilma respecto a la economía, pero aclaró que «haremos eso con el menor sacrificio posible para la población, en especial para los más necesitados».
En medio de un escándalo por sobornos en la empresa estatal Petrobras, dijo en su discurso que «el pueblo brasileño quiere más transparencia y más combate a todos los tipos de crímenes, especialmente a la corrupción, y quiere además que el brazo fuerte de la justicia alcance a todos de forma igualitaria».
La representante del Partido de los Trabajadores, cuyo lema de campaña fue «Brasil, patria educadora», prometió siete millones más de viviendas en el plan «Mi casa, Mi vida» que inauguró en su primera mandato. Cuando termine su campaña en 2019 serán 16 años de éste partido al frente de Brasil luego de los dos ciclos de Luiz Inácio Lula da Silva.
Rousseff le había ganado las elecciones a Aécio Neves del Partido de la Social Democracia Brasileña en una de las votaciones más parejas al haber obtenido el 51,64% en el balotaje. En la primera vuelta había tenido 41,59% frente a 48,36% de su rival.
