Tardó pero finalmente llegó “El código enigma”

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Pese a las ocho nominaciones a los Oscars (incluyendo mejor película, director, actor y guión), “The Imitation Game” llegó a Argentina, casi tres meses después de su estreno en Inglaterra. Esta vez Benedict Cumberbatch es el matemático y héroe de la segunda guerra mundial Alan Turing, pero es más que una película de bélica.

La historia gira en torno al equipo de científicos que, junto a Turing, crearon una máquina capaz de vencer al indescifrable aparato que los Nazis utilizaban para codificar sus mensajes. En un comienzo, lo importante es la falta de tacto de Turing para relacionarse con sus compañeros (muy parecido a su personaje de “Sherlock”).

Pero después se resuelve ese conflicto – que lo termina salvando de que su jefe, interpretado por Charles Dance de “Game of Thrones”, destruya su máquina – se deja en claro la crítica a la sociedad británica que no concebía que Keira Knightley trabaje pero no de secretaria, o que busquen espías soviéticos en cada habitación (lo gracioso es que cuando lo descubren, no lo delatan sino que lo utilizan a su favor), o que decidan qué barcos salvar y cuáles no, los suficientes para que los alemanes no se enteren que saben sus planes.

Lo peor que hacen desde el Estado es haber estigmatizado por su homosexualidad a Turing (el hombre que más contribuyó en ganar la guerra, según Winston Churchill), quien finalmente se suicidó después de un año de tratamiento para sufrir la castración química.

Tal importancia quiso darle el director Morten Tyldum, que luego de que ganaran la guerra, el primer título que sirve de epílogo habla sobre cuántos hombres fueron castigados por su condición, y decidió mencionar después que Turing fue perdona recién en 2013 junto a otros datos sobre la guerra y el aporte que hizo a la programación moderna.

El director noruego acertó en contar la historia durante tres épocas de la vida del protagonista: la que mayor parte ocupa es cuando trabaja para el gobierno durante la guerra, pero también cuenta cuando estaba en el colegio y se enamoró de su amigo Christopher (a quien homenajeó al nombrar como él la máquina que descifró los códigos), y la historia comienza en 1953 cuando descubren su homosexualidad.

Cumberbatch y Knightley no pudieron ganar en los premios del sindicato de actores (un antecedente muy fuerte ante los premios de la academia de Hollywood que se entregarán el 22 de febrero), y además del Oscar buscarán éste domingo quedarse con los BAFTA que entregan los expertos británicos. Los demás Oscars que podrían llevarse son por el guión que Graham Moore adaptó de la biografía de Andrew Hodges, la edición, el diseño de producción y la música.