Las agrupaciones jihadistas que responden a Estado Islámico (EI) agrandan cada vez más la onda expansiva de violencia por Medio Oriente. Ayer fue el turno del Sinaí egipcio, donde Ansar Beit al-Maqdis, que recientemente juró fidelidad al EI, lanzó una serie de ataques contra las fuerzas de seguridad que dejó, por lo menos, 26 muertos y 40 heridos.
La ofensiva, reivindicada por el grupo en su cuenta de Twitter, desafía la política de seguridad implantada en la zona por el presidente egipcio, Abdel Fatah al-Sisi. Fuentes médicas citadas por la televisión oficial señalaron que entre los muertos no hubo sólo militares, sino también civiles.
Las autoridades informaron que se registraron tres explosiones simultáneas contra la policía y el ejército en las ciudades de Al Arish (capital del Sinaí), Sheij Sued y Rafah, fronteriza con la Franja de Gaza. El diario Al Ahram señaló que los ataques en el Sinaí se produjeron en un hotel del ejército, una comisaría y el cuartel de la Brigada 101.
Además, varios atacantes de Ansar Beit al-Maqdis emplearon armas ligeras y morteros contra puestos de control y comisarías de policía, añadió la fuente, que precisó que un obús impactó en las cercanías de la comisaría central de Al Arish.
En un comunicado, el ejército confirmó que también hubo ataques contra varios cuarteles e instalaciones de las fuerzas armadas y de los aparatos de seguridad en Al Arish, en los que se usaron coches bomba y proyectiles de mortero. Anoche continuaban los enfrentamientos entre las fuerzas armadas y los atacantes, que el ejército calificó de «terroristas».
