Un nuevo estilo de pensamiento: Sustentabilidad

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La palabra sustentabilidad se podría traducir por habilidad en sustentarse, pero va mucho más allá de una garantía simple de supervivencia, porque su práctica no sólo garantiza el presente, como también el futuro.

Su historia se inicia en la década de los años setenta cuando la defensa del ambiente se convirtió en uno de los temas más importantes de las campañas y agendas políticas en distintos países. Fue precisamente en junio de 1972, durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano celebrada en Estocolmo, Suecia, cuando creció la convicción de que se estaba atravesando por una crisis ambiental a nivel mundial.

A partir de esta conferencia, en donde se reunieron 103 estados miembros de las Naciones Unidas y más de 400 organizaciones gubernamentales, se reconoció que el ambiente es un elemento fundamental para el desarrollo humano. Con esta perspectiva se iniciaron programas y proyectos que trabajan para construir nuevas vías y alternativas con el objetivo de enfrentar los problemas ambientales y, al mismo tiempo, mejorar el aprovechamiento de los recursos naturales para las generaciones presentes y futuras.

Para que se entienda lo que significa la palabra sustentabilidad en la vida práctica, significa la lucha por la continuidad de los aspectos económicos, sociales, culturales y ambientales de la sociedad humana.

Para practicar el concepto de sustentabilidad, el ser humano, al explorar áreas para su supervivencia debe tener como objetivo, las acciones que toma como: causar el menor daño posible y garantizar el equilibrio entre su actividad y el ambiente.

Muchas veces, por la cultura heredada, se piensa que al empezar un negocio puede llegar a ser económicamente inviable si tuviera que respetar alguna de las reglas de la naturaleza, pero la práctica a demostrado que la sensibilidad y la creatividad del ser humano esta comenzando a sobrepasar este estilo de pensamiento.

Al mantener la fuerza vital y la capacidad de regenerar al ambiente, además de garantizar la vida para las próximas generaciones, es importante recordar que en el presente el bienestar también va a hacer parte de la vida de toda la comunidad.

Para que las comunidades consigan prevenir daños ambientales o incluso para recuperar los que existen, llega a ser necesario que se realice un planeamiento ambiental dirigido hacia las necesidades y posibilidades locales.

El planeamiento debe alcanzar las ciudades o las regiones que tengan necesidades específicas de un programa que garantice al mismo tiempo la sustentabilidad y generación de renta y de riqueza.

Dentro del planeamiento ambiental, algunas cuestiones se deben responder de forma obligatoria, entre ellas: el nivel de perseverancia de la comunidad, la posibilidad de emprendedores en participar y el interés de los inversionistas.

No se puede olvidar que habrá la necesidad de orientar y concienciar a la población local, establecer planes de trabajo, respetar el organigrama y el cronograma y principalmente, las evaluaciones periódicas sobre la marcha del proyecto.

El planeamiento es el primer paso para que el proyecto, pero después de implementado, debe ser cumplido en su totalidad para que los resultados sean positivos y eficaces.

Si tomamos el manejo del agua dulce implica diversos factores y problemáticas que deber ser analizadas en profundidad. Uno de estos factores es que el uso del agua en pequeñas y medianas ciudades tiene un origen y destino rural, en la mayoría de los casos. Para que se desarrolle un manejo integrado del agua es crucial hacer uso de ella con eficiencia, hacer tratamiento de aguas servidas y estimular el compromiso ciudadano. Las buenas prácticas agrícolas y la limpieza de las aguas se tornan relevantes desde el punto de vista técnico económico y como factor de fortaleza social y acción colectiva inteligente.

Un proyecto sustentable es aquel que utiliza determinado recurso sin peligro de acabar con este recurso. Un buen proyecto sustentable para implementarlo en comunidades locales es el uso de humedales artificiales para evitar la contaminación orgánica e inorgánica en los cuerpos de agua dulce.

¿Por qué utilizar este sistema? Porque hay que tener en cuenta que la importancia de los humedales ha variado con el tiempo. Los humedales son zonas de transición entre el ambiente terrestre y acuático y sirven como enlace dinámico entre los dos. El agua que se mueve arriba y abajo del gradiente de humedad, asimila una variedad de constituyentes químicos y físicos en solución, ya sea como detritus o sedimentos, estos a su vez se transforman y transportan a los alrededores del paisaje.

Los humedales proveen sumideros efectivos de nutrientes y sitios amortiguadores para contaminantes orgánicos e inorgánicos. Esta capacidad es el mecanismo detrás de los humedales artificiales, también denominados wetlands, para simular un humedal natural con el propósito de tratar las aguas residuales de empresas y municipios.

La Solución biotecnológica consiste en la instalación de humedales artificiales que actúan como filtros naturales. Ubicados entre la planta y los recursos acuáticos (ríos, lagos, lagunas), estos sistemas, además de no necesitar mantenimiento ni consumir energía eléctrica, cuestan menos que la cuarta parte de un sistema de tratamiento tradicional. Los humedales se construyen utilizando diferentes especies de plantas que abundan en la zona: totoras, repollitos de agua, camalotes o juncos.

Si la problemática ambiental es de carácter político, así debe ser su tratamiento en la elaboración de planes, programas y proyectos de desarrollo. Como así también debe ser la articulación de los distintos niveles de toma de decisiones; es decir, se debe tratar de promover el debate y la participación ciudadana, garantizando su efectividad a través de la educación ambiental, la información verídica y otros instrumentos de participación regional y local.

En Argentina es indispensable contar con políticas públicas articuladas con las necesidades y posibilidades de los sectores económicos y sociales, lo cual requiere disponer de sistemas de consultas y acuerdos para que las decisiones estatales sean realistas, aplicables y sustentables.

Se debe explicar que la palabra sustentabilidad hace referencia en primer lugar a los seres humanos. El concepto clave es mantener las condiciones planetarias favorables para el desarrollo de la vida humana a nivel global y local. Pero, para lograr este objetivo es preciso cumplir ciertos requisitos. El primero es equilibrar las necesidades humanas con la capacidad de carga del planeta para proteger a las generaciones futuras. Esto significa que los efectos de las actividades humanas se mantengan dentro de unos límites que eviten la destrucción de la diversidad, complejidad y funcionamiento de los sistemas ecológicos que soportan la vida.

Sin embargo, la supervivencia de los seres humanos no es en sí misma el objetivo. La meta es poder vivir una vida segura, sana y productiva en armonía con la naturaleza y los valores culturales y espirituales locales. Esto significa que no sólo se trata de encontrar un equilibrio entre el desarrollo humano y la vida de los ecosistemas, sino también de buscar un camino que lleve hacia la igualdad entre individuos y comunidades, naciones y generaciones. Buscar una alternativa que permita distribuir la riqueza y aumentar la prosperidad de todos.

Cristian Frers

Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social