Centro Cerámica Triana

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El proyecto desarrolla sobre un antiguo conjunto alfarero un centro de exposiciones de cerámica, un espacio de interpretación sobre itinerarios turísticos de Triana y espacios para las actividades comerciales y productivas de la fábrica Cerámica Santa Ana.

En Sevilla cruzar el río y llegar a Triana supone atravesar imaginariamente una frontera donde las lógicas de la generación de la ciudad histórica se disuelven. Triana es un barrio que se genera y se muestra desde una escala menuda, cercana, casi doméstica.

Se trata de un conjunto urbano complejo que entremezcla corrales de vecinos, talleres artesanales, viviendas populares y crecimientos residenciales de mediados del siglo XX. En Triana se produce la convivencia de actividades artesanas y cotidianas de enorme tradición (alfares, flamenco,…) fuertemente identificadas con el lugar y con un claro reflejo en la calle, llena de actividad y bullicio. Triana es un lugar en el que descubrir el placer de lo cotidiano.

La producción de cerámica fue una de las actividades artesanales en las que se fundamenta el desarrollo de Triana desde su origen, por este motivo existe una fuerte identidad entre el barrio y la actividad alfarera. Nos encontramos así ante un territorio con enorme atractivo para la acción arquitectónica contemporánea, donde no existen edificios públicos de gran escala, sino lugares para la alteración, la infiltración, a través de leves modificaciones con capacidad para descubrir nuevas posibilidades en el uso en un tejido heterogéneo y diverso.

El conjunto se muestra al exterior con una imagen heterogénea que nos cuenta una historia vinculada a la cultura de Triana (industria alfarera, comercio, vivienda). Son dos parcelas interconectadas donde existen tres edificios adosados con fachadas diferentes hacia la calle.

El primero sirve de acceso al conjunto y está revestido con singulares azulejos publicitarios de Cerámica Santa Ana conformando la esquina que mira a la Plaza del Altozano desde donde arranca el Puente de Triana. El segundo edificio, de menor altura, tiene aspecto más fabril y austero. El tercer edificio era una casa de pisos de tres plantas con acceso independiente desde la calle.

La antigua fábrica mantuvo su uso hasta finales del siglo XX. Esta situación ha permitido que los elementos que lo componen se encuentren en su mayoría completos y ubicados en su contexto original: siete hornos de cocción cerámica, pozos de agua, molinos y depósitos de pigmentos, talleres y almacenes. Durante las excavaciones arqueológicas realizadas se han encontrado restos de otros ocho hornos, los más antiguos fueron utilizados hasta finales del siglo XVI. Dos ellos han sido integrados en el proyecto. La antigua fábrica no ve se desde la calle, se encuentra escondida detrás de los edificios que configuran su imagen urbana.

El Centro de la Cerámica de Triana se infiltra en la compleja trama parcelaria del arrabal de Triana, generando un paisaje urbano interior de gran riqueza espacial. Las nuevas construcciones adaptan su altura y su forma a la de los edificios existentes en el conjunto. El proyecto no pretende ser un referente visual desde el exterior que altere el perfil de Triana. No hay fachada. El conjunto será como un regalo, que se descubre cuando nos adentramos en él.