Día Internacional de los Difuntos

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«El que por su gusto muere, hasta la muerte le sabe». Frase mexicana.

Esta celebración, tiene su origen en el México Prehispánico aunque, en la actualidad, tiene una marcada influencia española como producto de la conquista. Durante toda la jornada, amigos y familiares de los difuntos acuden a los cementerios para dejarles flores y diferentes regalos a sus seres queridos, recordando los alimentos y objetos que eran de su preferencia cuando estaban vivos, los que son montados en altares como parte del culto. 

El sentido de la ofrenda tiene la intención de «encaminar el alma del fallecido hacia el tiempo y espacio que le corresponde», además de intentar aliviar el dolor de los familiares vivos. En épocas anteriores,  los pueblos indígenas ya acostumbraban a celebrar el día de los muertos en agosto, un mes que coincidía con las épocas de cosecha del maíz, pero con la llegada de los españoles, la tradición se adaptó a la religión católica impuesta. Por eso,  la festividad coincide con dos celebraciones cristianas: Día de los fieles difuntos y Día de Todos los Santos.

Según la leyenda, cada año en esta fecha, los difuntos regresan al hogar en donde vivieron para visitar a sus familiares, quienes al momento de la cena, suman un plato más en la mesa para recibir al nuevo comensal.