Esta semana, un accidente en la base aérea Villa Reynolds, en la provincia de San Luis, dejó a la vista el estado en el que se encuentra la Fuerza Aérea Argentina (FAA). Pero eso no es lo más grave. 12 años de kirchnerismo dejarán en funcionamiento sólamente 7 jets a reacción, los que fueron comprados (de segunda mano) en 1997 por el gobierno de Carlos Menem a los estados unidos. Son el mismo modelo del que se estrelló en San Luis.
La compra original fue de 36 unidades, pero el uso, el bajo nivel de mantenimiento, y la falta de repuestos (que llevó a lo que en la jerga se conoce como “canibalizar”, es decir, sacar partes de una unidad para reparar otra), redujo el total a 7.
El 27 de noviembre, Argentina despedirá a los Mirage, íconos de Malvinas, que estuvieron en funcionamiento por 43 años. Entonces la defensa aérea de los casi 2.780.000 km2 del territorio argentino quedará a cargo de tan sólo siete jets de combate. Chile, con aproximadamente un cuarto de nuestro territorio, tiene más de 30 F16, y Brasil cuenta con más de cien aviones modernos de combate.