Aunque ya han pasado más de 4 meses desde que fue publicado en Netflix, el documental producido por Rashida Jones y dirigido por Jill Bauer y Rona Gradus, “Hot Girls Wanted”, no ha parado de generar debates.
Proyectado por primera vez en el Festival de Cine de Sundace, donde obtuvo la nominación al Gran Premio del Jurado, “Hot Girls Wanted” nos muestra el lado B de la pornografía amateur, un mundo mucho más obscuro de lo que se ve, delante de cámara.
Centrada en la historia cinco jóvenes universitarias de entre 18 y 21 años, que vieron en el sexo una forma de cumplir sus sueños, de tener fama y conseguir dinero fácil, este documental nos obliga a pensar lo que realmente hay detrás de esas imágenes placenteras, que mueven millones de dólares al año.
Para las realizadoras de este documental, las protagonistas son unas chicas dulces, queridas por sus padres y que se criaron en familias de clase media de una pequeña ciudad de Estados Unidos. Se trata de chicas jóvenes, que solo quieren vivir una aventura. De acuerdo a Bauer, ellas… “Tienen fuego en el estómago, son inteligentes, muchas solo han tenido un par de parejas y no entran en el porno porque quieren tener sexo con cualquiera, es una forma de escape”.
En otra entrevista, en esta ocasión para la revista Vice, Jones dijo al respecto de su documental; «Las famosas y las cantantes no provocan que las adolescentes se tiren en masa al porno. Pero sí alimentan una fantasía en la que a veces lo único que basta para ser famosa es tener una cinta porno. Además, la cultura pop hace que ese ‘vivir el sueño’ sea sobre dinero rápido y fama y muchas jóvenes creen que pueden conseguirlo a través del porno».
Un dato a tomar en cuenta, es que las páginas pornográficas de internet tienen más visitas al mes, que las páginas de Twitter, Amazon y Netflix, juntas. Y aunque este documental busca ser anti pornografía, si trae varias cuestiones, que como sociedad deberíamos replantearnos.
Trailer: