La investigación realizada sobre el accidente del vuelo número MH17 de Malaysia Airilines, caido el 17 de julio de 2014, confirmó que el avión fue abatido por un misil BUK, lanzado desde una zona controlada por separatistas prorrusos.
La investigación, que demoró 15 meses, podrían aumentar las tensiones entre Occidente, que acusa a Rusia de lo ocurrido, y Moscú, que niega cualquier vínculo con el ataque que dejó 298 muertos.
El vuelo MH17 se estrelló como resultado de una detonación de un misil fuera del aparato en la parte izquierda de la cabina de mando», señaló el director de la Oficina Holanda de Seguridad (OVV), Tjibbe Joustra, quien declaró que el misil fue un BUK 9N314M, de fabricación rusa, lanzado desde un área en el este de Ucrania controlada por rebeldes prorrusos. «Como resultado de la detonación, la parte de delantera del avión quedó arrancada y el avión se partió en el aire», continuó.
Moscú y el fabricante estatal de armas Almaz-Antey negaron esas acusaciones. El ministro ruso de Relaciones Exteriores declaró ayer que había «muchísimas cosas extrañas» en la investigación, incluido el hecho de que no se confiara a la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).