En un contexto de creciente tensión, violentamente opuestos en cuanto al futuro del presidente sirio Bashar al-Assad, los gobiernos de Turquía y de Rusia buscaron deslindar ayer responsabilidades sobre el derribo del avión de combate ruso sobre territorio turco.
El estado mayor turco aportó pruebas y afirmó haber advertido «diez veces en cinco minutos» a los pilotos antes de derribar el aparato, después de haber entrado en el espacio aéreo turco, en la región de Hatay, fronteriza con Siria.
Exhibiendo las pantallas de radar y la grabación de los diálogos, Turquía intentó probar que los dos F-16 turcos habían formulado diez advertencias al avión ruso Sukhoi 24 (SU-24) antes de derribarlo.