Una niña inglesa pudo penetrar en la seguridad de una conexión de WiFi pública en apenas once minutos. Sólo necesitó su computadora y acceso a Google para poder entrar en las máquinas que estaban conectada a esa red.
La compañía de seguridad informática Hide My Ass quiso demostrar que no es necesario ser un experto para vulnerar una conexión a internet pública. Por ello puso a una pequeña inglesa, llamada Bestsy Davis, de siete años a hacerlo.
La niña logró penetrar en los dispositivos de los demás usuarios de esa red de WiFi en once minutos con cincuenta y cuatro segundos. Sólo necesitó hacer una búsqueda en Google y seguir los pasos para poder entrar en la información de los smartphones y tabletas ajenas.
La muchacha contó que siguió una serie de números que pensó que no tenían coherencia, pero que tuvo como resultado datos ajenos de Twitter y de correos electrónicos. A su vez, el adulto vulnerado no se percató de los procesos que se estaban realizando con su información.
Una experiencia que hace pensar dos veces antes de utilizar el WiFi público.