Campaña sucia K

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A pesar de las internas desatadas por el mal desempeño en las elecciones del 25 de octubre, el oficialismo sí acordó cerrar filas con un objetivo común: atacar a Mauricio Macri y difundir, por todos los medios posibles, lo que podría ocurrir si el candidato presidencial del frente Cambiemos le ganara a Daniel Scioli (FPV) en el ballottage del 22 de noviembre.

La estrategia, fijada por la presidenta Cristina Kirchner en su encendido discurso del jueves pasado, tomó velocidad durante el fin de semana con múltiples declaraciones de funcionarios, duros mensajes en la vía pública y una fuerte presencia en las redes sociales.

En las últimas horas, el kirchnerismo ya responsabilizó a Macri de un ajuste feroz, de una devaluación, del pago de la deuda a los fondos buitre, del cierre de programas estatales y de la marcha atrás en políticas de derechos humanos, entre otras medidas.

 Sin embargo, el sciolismo teme las consecuencias y, cuando creían haber superado el frente interno, apareció Florencio Randazzo y se agrietó nuevamente el escenario en las filas del oficialismo.

Desde el entorno de Daniel Scioli, abocados a superar cualquier ruido entre los propios, esperaban ayer dar por superado el debate con la orden de evitar responder para achicar el margen de daño en la campaña. La llave para dar por superado el conflicto la tienen Cristina Kirchner y el propio Randazzo.

Del lado de la Presidenta advertían que si quiere renunciar, lo debería hacer él, en una señal de que no será la Presidenta la que lo echará. Cerca del ministro replicaban que no se irá por su cuenta.