El terreno tiene 20 hectáreas en la Península Key con vistas a la Case Inlet y las montañas olímpicas. Los propietarios habían estado yendo a este sitio desde hace varios años, visitando en los veranos para acampar en el prado soleado.
Cuando estuvieron listos para construir una cabaña permanente, la relación que refugio debía tener con la tierra fue muy clara. El encargo de diseño fue crear un lugar de retiro moderno, pero humilde y con bajos costos de mantenimiento que proporcionase una sensación de refugio, al mismo tiempo que una transparencia y conexión con la tierra. El edificio debía ser cómodo para dos, pero fácilmente adaptable para albergar grupos más numerosos.
La solución fue un edificio de formas simples que se desenvuelve en el paisaje, ofreciendo una interacción única con el sitio en cada habitación. Las habitaciones, al oeste en las copas de los árboles, se posan en una plataforma en voladizo capturando las vistas del agua y la puesta del sol. La cocina comparte esas vistas, pero la cubierta de Ipe de su piso se extiende al sur más allá de una pared de cristal deslizante para acoplarse a la pradera y el sol de la tarde.
En el dormitorio principal, una muesca se retira del edificio para crear una sala al aire libre para bañarse en el bosque. Con una claraboya y una puerta corredera de cristal hacia la vista, esta sala se ha convertido en el lugar favorito de los dueños para disfrutar de una copa de vino al final del día.
Con un equilibrio de líneas sencillas y limpias y materiales robustos de bajo mantenimiento, esta modesta casa de retiro es un santuario de bienvenida a aquel que viene desde la ciudad.
