El desfile de los ángeles de Victoria’s Secret 2017 en Shanghái

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Después de meses de preparativos complicados, de problemas burocráticos y de encontronazos con la estricta censura china y su política de visados, el desfile anual de lencería de Victoria´s Secret ha pisado por primera vez las pasarelas asiáticas, en Shanghái, la capital económica china. Y lo ha hecho a lo grande:  55 modelos -cuatro más que en París, la cita del año anterior- con 88 looks distintos. El desfile se emitirá el día 28 en la cadena estadounidense CBS.

El ángel Candice Swanepoel, con un conjunto en rojo y negro, en cuadros escoceses y alas a juego, abrió el desfile que se ha convertido en el mayor espectáculo global del mundo de la moda. Un espectáculo cuyo coste se calcula en unos 12 millones de dólares, que ven anualmente por televisión cerca de 800 millones de personas en 190 países y que este año se ha diseñado especialmente para encandilar al pujante mercado chino.

Harry Styles puso las primeras notas del entretenimiento, con canciones como Kiwi y Only Angel, esta última al paso de Bella Hadid. Le siguieron la estrella local Jane Zhang y el californiano de origen mexicano Miguel para poner música a un show dividido en seis segmentos: Nomadic Adventure (Aventura Nómada), Porcelain Angels (Ángeles de Porcelana), Goddesses (Diosas), A Winter´s Tale  (Un cuento de Invierno), MIllenial Nation (Nación Millenial), y Punk Angels (Ángeles Punk).

El Mercedes Benz Arena, a orillas del río Pudong, se había teñido de luz púrpura, el color de la marca, para dar la bienvenida a los invitados exclusivos que pudieron ver en carne, hueso y puntillas a las modelos más cotizadas del mundo: Bella Hadid, Adriana Lima, Adriana Ribeiro, Alessandra Ambrosio, Romee Strijd, Karlie Kloss, Sara Sampaio y la española Blanca Padilla.

Stella Maxwell, Elsa Hosk, Lily Aldridge, Alessandra Ambrosio, Li Yundi, Miguel, Jane Zhang, Adriana Lima, Leslie Odom Jr., Harry Styles, Romee Strijd, Jasmine Tookes y Taylor Hill, durante la actuación musical.

Stella Maxwell, Elsa Hosk, Lily Aldridge, Alessandra Ambrosio, Li Yundi, Miguel, Jane Zhang, Adriana Lima, Leslie Odom Jr., Harry Styles, Romee Strijd, Jasmine Tookes y Taylor Hill, durante la actuación musical. FRAZER HARRISON (CREDIT TOO LONG, SEE CAPTION)

Uno de los momentos estelares de la noche en China llegó cuando la brasileña Lais Ribeiro lució el sujetador más caro de la marca, el Champaigne Nights Fantasy Bra: una pieza valorada en dos millones de dólares y que ha llevado más de 350 horas confeccionar. Adornado con 6.000 piedras preciosas, entre ellas diamantes, zafiros amarillos y topacios, está engarzado en oro de 18 quilates.

Grandes aplausos recibió también Elsa Hosk, al lucir  un look especial de Swarowski, creado especialmente para festejar los 15 años de asociación de este joyero con la marca de lencería. La “pieza de aniversario” estaba formada por 275.000 cristales multicolores, 200 metros de lazo, joyería cosida a mano y unas alas de siete kilos de peso.

La despedida del desfile llegó de la mano de Alessandra Ambrosio, que se despedía también de este espectáculo donde ha sido una de las participantes clásicas. Ambrosio ha confirmado que se retira de este pase de modelos para dedicarse más a sus dos hijos.

La celebración del desfile en Shanghái había llegado rodeada de la polémica después de que ni la superestrella Gigi Hadid ni otras cuatro modelos, las rusas Julia Belyakova, Kate Grigorieva e Irina Sharipova, y la ucraniana Dasha Khlystun, obtuvieran visados. Aunque no se ha llegado a esclarecer oficialmente el motivo, en el caso de Hadid algunos medios lo han atribuido a un vídeo en el que imitaba los ojos rasgados asiáticos.

Tampoco ha podido acudir la cantante Katy Perry, que había incurrido en la ira de las autoridades chinas -de memoria lenta en olvidar- hace dos años, cuando se envolvió en una bandera taiwanesa durante un concierto en Taipéi. Perry escribió una carta en la que se comprometía a no hacer nada que pudiera ofender al Gobierno en Pekín. Inútilmente. Como Lady Gaga, está en el limbo de los artistas vetados.

El Ministerio de Exteriores chino declaró, por boca de su portavoz Lu Kang, que “como todos los demás países, China es un Estado soberano que tiene el derecho a decidir, de acuerdo con sus leyes y políticas, si dar o no documentación a extranjeros”. Un editorial del periódico estatal Global Times, mucho más crítico, ha declarado que los famosos internacionales “deben respetar las tradiciones y valores de los distintos países y etnias. En el pasado, cuando China era débil, se hacía caso omiso a nuestros sentimientos. Hoy día, el mercado chino es uno de los mayores del mundo, y los artistas no pueden obviarlo. Tienen que adaptarse, no quejarse”.

Desde luego, Victoria´s Secret tiene muy claro que necesita conquistar el mercado chino. Su hoja de resultados en los últimos tiempos ha acusado la saturación del sector en Estados Unidos y los cambios en su línea de producción, y la segunda potencia mundial, con un poder adquisitivo creciente de sus casi 1.400 millones de habitantes, se perfila como una Tierra Prometida. Se prevé que este año su sector de la lencería mueva 25.000 millones de dólares, el doble que en EE UU, y llegue a los 31.000 millones para 2021. Sus consumidoras han dejado de demandar únicamente piezas funcionales, para empezar a exigir diseños que combinen la comodidad con una estética sexy.

La marca, que este año abrió dos grandes tiendas en Shanghái y Chengdu, y quiere expandirse por todo el país, está dispuesta a hacer todos los guiños posibles: en esta edición ha incluido más modelos chinas que nunca, siete: desde las veteranas Ming Xin, He Sui, Ju Xiaowen y Liu Wen -la modelo mejor pagada del país-, hasta las debutantes Xie Xin, Pei Shu y Estelle Chen, esta última nacida en París.

También, en contra de lo acostumbrado, había pedido a las modelos participantes que no llegaran morenas: el gusto asiático se inclina más por las pieles en tonos pálidos.